La resaca de la Copa

La Copa ya es pasado y, además del espectáculo dentro y fuera de la cancha que hemos podido disfrutar, también es un torneo que sirve en ocasiones para cambiar muchísimo las dinámicas de los equipos, tanto para bien como para mal. Lo mismo a nivel individual. Aquel que se impone en los tres partidos y sale ganador por supuesto que recarga las baterías de confianza para lo que queda de temporada y la afronta con otra perspectiva. A los equipos que han sido eliminados en cuartos a las primeras de cambio les genera muchísimas dudas y desconfían del trabajo que se está realizando. Y hay casos como el Baskonia, que hizo un buen torneo plantando cara al Real Madrid en semifinales y que, a pesar de perder, podríamos entender que salió reforzado en su idea baloncestística. Pero el viaje a Estambul nos confirmó que el equipo está pasando por un bajón de confianza y de Larkindependencia que le está complicando una clasificación al Top 8 que hace un mes estaba muy bien encarrilada. La irregularidad es lo que está caracterizando al Baskonia. Es capaz de hacer grandísimos partidos, discutiendo la superioridad y talento de los mejores equipos de Europa, y al mismo tiempo desaparecer de la cancha contra equipos que no cuentan con más potencial que el vitoriano. La ausencia de Shengelia es alargada porque es el único jugador baskonista que es capaz de equilibrar el juego interior-exterior; con su juego de espaldas consigue liberar espacio en la línea de tres puntos, y además arrastra ayudas exteriores que las aprovecha para circular el balón por el perímetro. Sin él en cancha, la gran mayoría de los tiros exteriores que realiza el Baskonia vienen generados desde el pick and roll, pick and pop o bloqueos directos; es decir, casi ningún pase viene desde el poste bajo, donde los porcentajes de tiro para los tiradores son muy altos. De Bargnani hemos hablado largo y tendido durante toda la temporada, pero cada día que pasa nos sigue dando la razón. Su falta de compromiso en tareas defensivas, su pasividad en el juego sin balón, su poca pelea en la pintura y sus continuas lesiones no compensan su muñeca de oro. El italiano debería aportar todas las noches 30 puntos para poder equilibrar todas las carencias que está demostrando en el resto de aspectos del juego de un pívot. Tillie, Diop y Voigtmann no tienen el carácter suficiente, el status ni el hábito para suplir el juego de Toko e implicar a sus compañeros para que confíen en ellos en posiciones cercanas al aro. Las próximas jornadas en la Euroliga pueden marcar el devenir del equipo en lo que resta de campaña.