vitoria - El eslogan escogido para promocionar esta 80ª edición de la Copa del Rey invita a disfrutar de “cuatro días de adrenalina” y lo cierto es que pocas veces habrán estado tan acertados los creativos como en esta oportunidad. Porque el evento que está convirtiendo a Vitoria en capital del baloncesto desde el jueves rebosa actividad y emoción por todos sus poros. Evidentemente el punto neurálgico se encuentra en el Buesa Arena, donde cada tarde los encuentros suben varios grados la temperatura ambiente pero, al margen de ello, hay muchas opciones atractivas más.
El mejor ejemplo de ello fue la jornada de ayer viernes en la que, hasta la disputa de los cuartos de final, se sucedieron los eventos con todo tipo de ingredientes. La mañana arrancó con la visita de los jugadores del Baskonia y del Real Madrid -en dos grupos- al hospital Txagorritxu y a la Fan Zone instalada en el Palacio Europa. En el centro hospitalario estuvieron con los niños que se encuentran ingresados compartiendo unos minutos con ellos para tratar de hacer más llevaderos sus problemas de salud.
La otra parte de la expedición apareció con puntualidad británica en la puerta del remozado centro de congresos, donde un buen número de aficionados le esperaba ya en la calle para recabar todo tipo de trofeos. Larkin, Hanga, Beaubois, Bargnani, Sito y compañía atendieron todas las peticiones de selfis y autógrafos a la vez que recibían consejos de todo tipo para encarar la semifinal de hoy ante el Real Madrid.
Un rival con el que precisamente coincidieron también en el Europa. Eso sí, manteniendo las distancias. Cuando unos entraban en una de las salas, los otros salían en busca de otro espacio y, a ser posible, por puertas diferentes. Tácticas de guerra, que diría el otro. Algún aficionado no pudo evitar el contacto y, de inmediato, las bromas calentaban el ambiente. “Acabo de cruzarme con el Madrid y me pica todo, tengo que ir directo a la ducha”, ironizaba una baskonista. Claro que siempre hay excepciones y, pese a lucir la camiseta blanca, Nocioni continuó siendo tratado casi como uno más por los hinchas azulgranas. En el recinto reservado para el disfrute de los seguidores, los profesionales demostraron sus habilidades llegando incluso a picarse entre ellos antes de poner punto final a sus minutos de asueto y regresar a la exigente realidad del duelo de estar tarde en el que buscarán un billete para la gran final.
Después llegó el momento para el homenaje, con la concesión al legendario técnico vitoriano Xabier Añúa de la medalla de oro de la Asociación de Entrenadores. Tras recogerla emocionado de manos de Eduardo Portela y rodeado de colegas como Aíto García Reneses o el seleccionador Sergio Scariolo -que había ofrecido un clínic previamente-, el preparador alavés participó en un emotivo coloquio. El motivo, celebrar el 50ª aniversario de la primera final de Copa que se celebró en VItoria, con la presencia del Kas ante el Real Madrid. Junto a él estuvieron Emiliano Rodríguez, Vicente Paniagua y Txema Capetillo. Actividad incesante en definitica que continúa hoy sábado.