Bilbao - “Estoy ante la expedición más importante de toda mi carrera”, relata Alex Txikon. Es su última frase. Es el punto final de la circunferencia. El último golpe de compás que comienza con una imagen lírica, brutal y blanca: el Everest. La montaña más alta del planeta. El techo del mundo. La cuna de las leyendas, de las transformaciones místicas, del sufrimiento, de la falta de oxígeno, del mal de altura, de las gestas, de las coronas y de las congelaciones. El Everest es el templo de la escalada, el lugar más conocido y mítico, la cima más larga; quizás no la más dura, pero sí demoledora y descarnada. Recuerda el propio lemoarra la mirada al K2 desde la pared del Lhotse y cómo la mole se levantaba negra, amenazadora, como una pirámide perfecta sedienta. Un colmillo negro.
Alex Txikon y su cordada podrán ver cómo está teñida de blanco la peligrosa cima. El objetivo de la nueva aventura del vizcaino es volver a hacer historia, que reside en los 8.850 metros del pico asiática. Otra vez en invierno. “Intentarlo ya es todo un éxito”, considera el escalador, quien tratará de hollar el Everest por la “ruta normal” -cuestión lograda en una única ocasión-, pero con una circunstancia que la hace especial: Txikon, Carlos Rubio, Aitor Báez -realizador- y Pablo Magister -cámara- tratarán de hacerlo sin oxígeno artificial. Ninguno de los acompañantes del lemoarra son profesionales.
Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy fueron capaces de hollar en 1980 en la que fue la primera invernal exitosa a un ochomil. En aquella ocasión, usaron una expedición con veinte miembros, varios sherpas y botellas de oxígeno. En el caso de Txikon, el lemoarra contará con, además de los nombrados, cinco escaladores nepalíes contratados. El vizcaíno manifiesta que fue difícil encontrarlos, ya que “muchos no quieren venir en estas fechas porque es peligroso”.
Nadie ha vencido al invierno del Everest después de la aventura polaca de hace 36 años, que abrió la fiebre, a la que se sumó el lemoarra hace dos años, cuando pidió los permisos para el K2 y acabó en el Nanga Parbat. Terminó por repetir el curso pasado con triunfo junto a Ali Sadpara y Simone Moro, siendo el primer grupo de la historia en poner pie en la cumbre cuando las condiciones son más duras.
“Tengo la suerte de haber estado en la cima de once de los catorce ochomiles y esta llega a mí como un regalo”, desgrana el vizcaino, quien clarifica que tomarán la “vertiente norte China por la ruta normal”. Entre los retos que se encontrarán está la Cascada de Hielo del Khumbu, un “laberinto”. “Tras el terremoto de Nepal, no sabemos si está mejor esa zona, que es complicada y muy cansada”, desbroza. Después, del Campo 2 al Campo 4, tendrán que ascender la pared sur del Lhotse. “Es duro desde los 8.000 hasta los 8.850. Es un tramo de compromiso”, confiesa Txikon, quien agrega que “es una montaña mágica, en la que tendremos temperaturas de -50º y -60º. Es un gran sueño”.
Asimismo, a pesar de las claves geográficas trazadas de antemano en la mole asiática, la diferencia fundamental con la proeza del Nanga Parbat es “que no conocemos la montaña”. “Sí que hemos estado hasta los 7.400 metros y jamás olvidaré la pirámide negra del K2”, sostiene. Entre otras cuestiones, las limitaciones también son humanas. Las virtudes a destacar son la “paciencia, la cabeza fría y tener todo bien medido, desde el vuelo de ida hasta el de vuelta”. Y es que, Txikon pretende mostrar “la realidad de la montaña”. “Si no puede ser, no puede ser. En ese sentido, no soy ambicioso y eso me hace estar todavía aquí”, apunta.
Por ahora, el territorio inexplorado del invierno parece trasladarse al K2, única cima sin hollar en la peor época del año. Así, Txikon no sabe si habrá más equipos tratando su misma gesta en el Campo Base del Everest, pero anuncia que “la competición no es buena, no me centro en eso, ya que la montaña no es para competir”. Asimismo, tienen la intención de grabar un documental.
No estará ali sadpara El pakistaní Ali Sadpara no estará en la expedición, que saldrá en dirección a Katmandú el próximo 25 de diciembre. Los alpinistas tienen previsto estar en el Campo Base el “5 o el 6 de enero”. El vizcaíno relató que “en esta ocasión no ha podido ser que nos acompañe Ali, pero mantenemos una gran relación”. De hecho, al terminar la presentación comieron juntos en San Mamés. También estuvieron presentes Simone Moro, Itxaso Atutxa, Andoni Ortuzar, Juan Pedro Badiola y Xabier Sagredo. En lugar del veterano montañero asiático, el joven madrileño Carlos Rubio tomará la alternativa. “Somos un equipo joven, pero experimentados y curtidos en la montaña”, asevera Alex Txikon.