Gasteiz - “No sé si esta vez me tocará ser el tranquilo o el loco”, dice con media sonrisa Oinatz Bengoetxea. Lo expresa a apenas unos días de que el Cuatro y Medio cristalice en la final del Ogueta de Gasteiz. Lo masca entre dientes con espíritu animado mientras la liturgia con el material en la cancha gasteiztarra se desgaja de la realidad sin fallos, sin polémicas. Cada uno lo suyo. Y, a juicio de los dos manistas, la “locura” en el horizonte de los dos. Revuelta en el frenopático.

Y es que, tanto Altuna III como el leitzarra anuncian una final de “locos”, en la que se espera que el respiro sea una moneda cara e imposible de cobrar: talento asmático. Puro espíritu kamikaze. Ataque y tentetieso. Política de tierra quemada en cada una de las andanadas. “Partido de trinchera”, que le dice Rubén Beloki, técnico de Asegarce. “Lo que es seguro es que el duelo será entretenido”, observa con una sonrisa de acero el pizpireto pelotari de Asegarce, cuyo objetivo es transformar el Ogueta en un campo minado. De ahí que se decantara por unos cueros de más salida, para sacar a su adversario de su órbita de acción: cerca del frontis. “Mis pelotas son más rápidas. Tienen más toque, más salida. Las de él son distintas: más tranquilas de reacciones, porque quiere que el partido sea más lento y poder sacar sus cualidades de artista. Si está cómodo, se me complicarán las cosas”, cuenta el pelotari leitzarra. Le viene como anillo al dedo el guion. Sin embargo, el factor de la electricidad, de las sinapsis, abate todo lo demás. Recita Oinatz que “los dos iremos al ataque en cada pelota”. Visto lo visto, ante la verborrea rematadora de Altuna III, Oinatz, huracanado en su juego de aire, pelotari velocista, opta a ser el más cuerdo con camisa de fuerza.

Por ello, Oinatz tira de bola de cristal. “Será un encuentro muy loco, rápido y exigente. No habrá tiempo para pensar. En esos partidos, Jokin es el mejor. Por eso, veo francamente complicado ganar”, analiza. Más aún cuando el guipuzcoano asoma con tranquilidad de un veterano: pose de viejo zorro y verbo fácil. Añade Bengoetxea que “no creo que la experiencia sea un factor a mi favor. El envite será rápido y explosivo. El que mejor se acople será el que se lleve la txapela. No creo que haya tantos largos. Tiene pinta de ser un partido liado, con cosas diferentes. Él puede sacar el arma de hacer el tanto de cualquier sitio. Así, en ese juego exigente, hay que estar sobrio. Intentaré estar fino, centrado y dar lo mejor de mí”. En el éxtasis, el problema es que se encoja el brazo por la tensión. “Tengo que jugar tranquilo. Sin miedo a perder. Tengo mismas posibilidades de ganar y de perder. Haciendo un buen partido me quedaré contento”, remacha el leitzarra.

La cuestión es el factor Altuna, del que todo el mundo destaca su descaro. Ayer, en la liturgia con el cestaño, el amezketarra se mantuvo cauto y aprovechó para ensayar los restos y los remates. Busca líneas. “Voy a salir a ganar la final. Si pierdo, seguiré trabajando como siempre. Eso sí, los nervios se empiezan a notar. Se sienten: ha acudido gente a la elección, los medios? Aun así, por ahora estoy tranquilo”, concreta el guipuzcoano, quien valora que está “disfrutando” de las últimas semanas de tajo. “Estar aquí es muy grande. Valoro más esta final porque ha sido un año muy duro”, sostiene el amezketarra.

Y es que, según expresa el joven delantero de Aspe, “todo es nuevo para mí. Los días previos a la final están siendo diferentes a lo que estoy acostumbrado. De todos modos, deseo que tenga muchos días como los que estoy pasando”. Los ecos mediáticos atronan, pero la semana en capilla ha bajado el nivel de estrés, que comenzó a ascender ayer poco a poco hasta su cénit: la salida al tapete alavés. De este modo, analiza Altuna III lo mismo que su rival, que el encuentro se dilucidará a velocidad supersónica. Pelota de videojuego. “Oinatz saldrá a tope desde el primer segundo. Yo tendré que hacer lo mismo, porque los comienzos pueden ser decisivos”, declara el amezketara. Así, cuando todo va a mil pulsaciones, se tornará clave reposar la cabeza, aguantar y no fallar. “Según avanza el campeonato me he ido encontrando mejor. En la semifinal me vi bien, pero los días previos no sabía cómo iba a estar. El domingo espero estar al cien por cien y agradar a toda la gente que se acerca al frontón”, finalizó Jokin a las puertas de su primera final.