pamplona - Ahí va un dato abrumador: En lo que llevamos de siglo XXI, siempre ha habido al menos un finalista navarro en el Campeonato del Cuatro y Medio. En esas 16 ediciones, el formato ha cambiado -ya no hay liguilla de semifinales- y buena parte del mérito de esta reveladora estadística recae en la sucesión en el trono de Aimar Olaizola (siete veces campeón en la distancia) y Martínez de Irujo (tres veces campeón en ocho finales).

Antes de la dicotomía Irujo-Olaizola; Barriola, Nagore y Eugui dejaban el pabellón foral alto en la jaula. En la lista se cuela también Oinatz Bengoetxea que llegó a la final en 2012.

En todo ese periodo de tiempo siempre ha habido campeón navarro excepto en tres ocasiones: Titín en 2007, González en 2009 y Urrutikoetxea el año pasado.

En este momento de cambio generacional y sangre nueva en los frontones, los anteriores párrafos ponen en valor todo lo conseguido por la pelota navarra. Y como si del leitmotiv de una película se tratase, el guión puede repetirse este año... una vez más.

Aimar Olaizola (Goizueta, 1979) se verá las caras en el Atano III de Donostia con Jokin Altuna (domingo 13). Las apuestas dan claro vencedor al de Asegarce y aunque en la liguilla de cuartos no ha mostrado la mejor de sus versiones, su palmarés -que da vértigo solo mirarlo- es más que suficiente para colgarle la vitola de favorito. El amezketarra, por su parte, pasa por ser ahora mismo la principal incógnita del torneo. Defraudó en los dos primeros encuentros de cuartos pero contra Irribarria sacó el enorme pelotari que lleva dentro y sobrepasó sin clemencia al zurdo de Arama. Un manista peligroso que obligará a Aimar a pelear cada tanto.

La otra semfinal es a priori la más complicada para los intereses navarros. Oinatz Bengoetxea (Leitza, 1984) recibe en el Labrit (sábado 12) al vigente campeón, Mikel Urrutikoetxea.

El vizcaíno parte como favorito en las apuestas, no solo por ser el actual poseedor de la txapela, sino por el juego mostrado en la liguilla previa. Se comió a Altuna (22-7), se merendó a Irribarria (22-11) y como todavía tenía hambre, el lunes le endosó un 22-5 a un ya eliminado Víctor Esteban.

No obstante, Oinatz se planta en semifinales con las buenas sensaciones que le dejó su exhibición ante Joseba Ezkurdia. El leitzarra comenzó fuerte, rápido de pies y muy certero en el remate, no dando opción alguna a cualquier intentona de remontada del delantero de Arbizu. Fino de juego y confiado de cabeza, Bengoetxea buscará dar la sorpresa ante el favorito al título.

La presencia de navarros en la final de la jaula es una costumbre que se remonta ya muy atrás en el tiempo. Un déjà vu constante. Un plácido sueño del que, esperemos, tardemos mucho en despertar.