BILBAO. Berasaluze II, jugador de referencia en las dos últimas décadas a pesar de no lucir ninguna 'txapela' en su palmarés, dijo adiós en un festival en el que jugó respaldado por su amigo y pupilo Mikel Urrutikoetxea frente a Aimar Olaizola y Mikel Larunbe.

En un ambiente propio de una gran final, el delantero de Berriz dejó sobre la cancha bilbaína un buen puñado de pinceladas de ese juego de artista, alegre y resolutivo cerca del frontis, que encandiló y le hicieron ganarse el cariño y la admiración de los aficionados desde que debutó en profesionales en 1998.

El partido tuvo el final soñado para Berasaluze. Con 21-18 a favor de la pareja vizcaina y el público puesto en pie antes del saque final, el ya expelotari firmó una milimétrica dejada al txoko marca de la casa que plasmó la última victoria de su carrera.

Después del partido llegó la hora de los homenajes. Con los focos del recinto centrados en la cancha, un emocionado Berasaluze salió a través de un pasillo formado por sus alumnos de la escuela de pelota de Iurreta.

Su excompañero Ibai Zabala fue el encargado de bailar el aurresku de honor antes de que el berriztarra fuera agasajado con varios recuerdos y obsequios como muestra de agradecimiento del mundo de la pelota a uno de los pelotaris sin duda más queridos y carismáticos de los últimos tiempos.