Bilbao - El Athletic Club y Ernesto Valverde, que inicia la cuarta temporada de su segunda época en el banquillo de San Mamés, mantienen unidos sus caminos en un proyecto en continuo crecimiento que aspira a consolidarse en la zona noble de la Liga y a tratar de dar una alegría a su afición en la Copa y en Europa. La Supercopa de España lograda la pasada temporada frente al Barcelona, que volvió a abrir las vitrinas de Ibaigane después de más de tres décadas, ha sido un antes y un después para un grupo que hizo realidad el sueño de toda una generación y encontró en ese título la prueba palpable de que era posible volver a levantar trofeos con la particular filosofía rojiblanca. Ese éxito abrió una campaña notable del Athletic rubricada con una quinta plaza en la competición liguera, que le dio billete para Europa por tercer año consecutivo, después de haber alcanzado los cuartos de final en los dos torneos de eliminatorias para acabar apeado por los a la postre campeones de ambas competiciones, Barça y Sevilla.
Por lo tanto, el listón es alto para los rojiblancos y más aún en una liga cada vez más competitiva, pero el grupo de dirige Valverde afronta el curso cargado de optimismo con una combinación ideal que mezcla ingredientes como la veteranía de futbolistas de la talla de Aritz Aduriz o Raúl García, la calidad de Beñat Etxebarria o la explosiva juventud de Iñaki Williams.
A ellos se añade el que sin duda ha sido el mejor fichaje del verano de la junta que preside Josu Urrutia. Aymeric Laporte, pretendido por varios de los mejores clubes de Europa, entre ellos el Manchester City de Pep Guardiola, y que lanzó un mensaje de gran calado ampliando su contrato hasta 2020. La apuesta del defensa francés reafirma su compromiso con la particular manera del club rojiblanco de pelear al más alto nivel y, para alegría de Valverde, mantiene a una de las piezas clave sobre las que debe apoyarse un ilusionante proyecto.
A los goles de Aduriz y la amplitud de juego de un Mikel San José cada vez con más peso en el equipo, se espera además para este curso el resurgir de Iker Muniain después de la grave lesión de rodilla que le ha lastrado desde hace más de un año.
El Txingurri mantiene un año más a todo el bloque de la pasada temporada reforzado con los cachorros Yeray, y Vesga. Además, regresa a Lezama el gran proyecto de futuro para la portería del Athletic, Kepa Arrizabalaga, que después de curtirse en las dos últimas temporadas en Segunda, peleará por un puesto tan emblemático para este club junto a Gorka Iraizoz e Iago Herrerín.
La única baja respecto a la pasada temporada es la del capitán, Carlos Gurpegui. El hombre que levantó la Supercopa en agosto del pasado año ha colgado las botas, aunque seguirá ligado al primer equipo rojiblanco como miembro del cuerpo técnico.
El Athletic, además, cuenta con la ventaja respecto a los últimos cursos de que ha podido focalizar su preparación en la primera jornada de Liga después de dos veranos marcados por previas europeas que acabaron pasando factura en las piernas de los futbolistas. Además de la Liga, el Athletic buscará protagonismo tanto en la Copa, como demanda su historia, como en Europa, más aún tras el regusto amargo de la eliminación por penaltis a manos del Sevilla. Y es que la afición añora vivir una final como la de 2012 ante el Atlético de Madrid en Bucarest. Aunque le sea de mal recuerdo.