RÍO - A sus 38 años, Ainhoa Murua aterrizó en Río como la triatleta más veterana de todas las competidoras olímpicas de esta edición, sin embargo, la zarauztarra llegó a Brasil con la ilusión de una debutante. Y es que se enfrentaba a su cuarta participación olímpica, lo que le llevaría a entrar en el selecto grupo de triatletas que inauguró la alemana Anja Dittmer -ya retirada- en Londres; y al que también se unirá la suiza Nicola Spirig, campeona olímpica hace cuatro años en Hyde Park. Sin embargo, todo parece indicar que Murua se quedará a las puertas de estas dos mujeres porque, tal y como confirmó ayer, una lesión deja su participación en el aire. La zarauztarra sufre un fractura de estrés en el calcáneo izquierdo y, debido a ello, está siendo sometida a tratamientos intensivos para intentar por todos los medios que pueda tomar la salida, pero la situación no es del todo halagüeña y será sólo ella “la que tome la decisión”, indicó su entrenador.
Diploma olímpico en Londres gracias a un meritorio séptimo puesto, la triatleta reconocía llegar en plena forma a Río y, muestra de ello, fue el bronce que conquistó en el Europeo de Ginebra celebrado el año pasado. “Llego con buenas sensaciones y no sé cómo quedaré, pero sí sé que haré una buena actuación”, admitió Murua antes de partir hacia sus cuartos Juegos. Sin embargo, tras la lesión, su participación se mantiene en vilo y hasta esta tarde, cuando se de el pistoletazo de salida a la prueba de triatlón femenina (16.00 horas) no se sabrá si compite o no.
La leyenda de los Brownlee En cuanto a la prueba masculina, los hermanos Brownlee hicieron historia. Alistair Brownlee revalidó el título logrado hace cuatro años en Londres y se convirtió en el primer doble campeón olímpico de la historia del triatlón mientras que su hermano Jonathan agrandó la leyenda de su apellido, en una prueba en la que el sudafricano Henri Shoeman capturó bronce. Mario Mola logró un diploma tras conseguir el octavo mejor tiempo. - N. M.