España26
Francia27
ESPAÑA: Navarro; Martín (5, 2p), Mangué (1), Chávez (1), González, Cabral (4) y Pinedo -equipo inicial- Zoqbi (ps), López, Aguilar (1), Pena (13, 4p), Elorza (1), Egozkue y Hernández.
FRANCIA: Leynaud; Bulleux (1), Lacrabere (7, 1p), Niombla (6, 4p), Pineau (5, 2p), Dembele (4) y Landre (1) -equipo inicial- Glauser (ps), Ayglon (1), Zaadi, Prouvensier, Houette, Edwige (1) y Nze-Minko (1).
Marcador cada cinco minutos: 4-2, 6-3, 7-3, 8-5, 10-5 y 12-5 (al descanso); 13-8, 14-10, 17-11, 20-15, 22-18 y 23-23 (final). 24-25 (primera parte de la prórroga); 26-27 (final de la prórroga).
Árbitros: Alpaidze y Berezkina (RUS). Expulsaron con tarjeta roja a la jugadora española Eli Chávez (Min. 58). Además excluyeron por dos minutos a Eli Chávez (2), Lara González, Mangué (2), Elorza, Carmen Martín y Eli Pinedo por España; y a Edwige (2) por Francia.
Incidencias: Encuentro correspondiente a los cuartos de final del torneo de balonmano de los Juegos Olímpicos de Río 2016 disputado en el Arena do Futuro.
río - Ardía la sangre de Nerea Pena como un volcán cuando fijaba hacia el punto débil, porque ahí estaba el hueco. Era el momento. Era el lugar. Y era ella, la iruindarra, la que debía de tener esa oportunidad en su brazo derecho. Fijaba al débil, extendía su pierna izquierda en el tercer paso al punto fuerte, para tomar más ángulo y más portería en el punto de mira. Allí, en la meta gala, estaba Leynaud. Quedaba un suspiro. 26-27.
A la primera línea navarra se le debieron pasar por la cabeza, en décimas de segundo, que estaba haciendo un partido para enmarcar. Estaba siendo, sin duda, la más destacada del bloque de España en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Sobre ella, ya había caído la responsabilidad de desatascar la defensa francesa, administrada en tres alternativas: la primera, sobre la línea de los seis metros, superada, hundida; la segunda, con una avanzado presionante sobre Pena, para evitar su magma, y la tercera, un 4-2 en los laterales cuando las de Jorge Dueñas estaban en inferioridad, situación que se dio a menudo en la segunda mitad.
A todo esto, Pena era el estoque y Silvia Navarro, el muro. Sobre la espídica portera valencia recayó el peso defensivo del equipo en la segunda mitad y la supervivencia hasta los últimos minutos.
Todo después de un desplome, porque la primera parte fue para enmarcar. Las chicas de Jorge Dueñas se fueron al descanso con siete goles de renta (12-5), dejando a Alexandra Lacrabere, zurda espectacular, varada en los nueve metros y a Allisson Pineau, un estilete, temblando. Gran parte de la culpa la tuvo la siempre eficiente Navarro, pero también la contundencia defensiva del centro. Eli Chávez y Lara González brillaron, Sandy Cabral mostró fiereza y Marta Mangué estuvo soberbia. Pena lo disfrutó en ataque con siete goles, mostrando poder en el lanzamiento de nueve metros en apoyo y un brazo de rápida armadura y mejor ejecución. Reina de la sorpresa. Las francesas naufragaron.
El problema fue que resucitaron. La película cambió y Olivie Krumbholz fue bastante culpable de ello. El reparto de golpes tras el paso por vestuarios fue un error de España, reproducido en varios de sus enfrentamientos olímpicos. La dinámica llevó a un atasco en ataque, priorizando el juego en el centro en vez de alargar el movimiento de balón hacia las extremos. Así, despertó a Lacrabere, Niombla y Pineau. Mala señal. Aun así, pasado el minuto quince, España tenía a Francia a siete goles (18-11). Asimismo, la falta de frescura acabó por traducirse en exclusiones.
Y llegó el hundimiento. El técnico francés guionizó un avanzado presionante sobre Nerea Pena, la mejor en ataque. Cabral y Mangué no encontraron el hueco y se afanaron por tratar de arrancar con vísceras el partido. En trece minutos, las francesas remontaron el partido: del 18-11 al 23-23. Con la prórroga llegaron las prisas, pero siguió el embotellamiento. Solo Nerea podía romperlo. Allí estaba. Ardía la sangre. En suspensión en el último segundo, con el 26-27 en el luminoso, después de trece goles de catorce lanzamientos. La mejor atacante tenía balón de empate. Y reventó el poste. Un final amargo.