río de Janeiro- A finales de la década anterior, las tablas de récords de la natación reventaron gracias a los bañadores de poliuretano. Pero en Río las marcas mundiales están cayendo a una media de tres diarias sin la ayuda que suponía la ya proscrita prenda. Sarah Sjostrom y Adam Peaty precedieron la fiesta de Ledecky y Phelps con dos medallas de oro y dos récords mundiales adjuntos.
La sueca, que solo tiene 22 años, cerró un ciclo olímpico inmaculado en el que nadie le ha ganado desde Londres en los 100 mariposa. Como a Kattinka Hosszu, le faltaba un oro olímpico para refrendar su dominio en la prueba. Sjostrom dejó la nueva marca en 55.48 con una superioridad indiscutible sobre la que puede ser su sucesora, la canadiense de 16 años Penny Olesiak que batió el récord del mundo junior. El contrapunto lo puso la medalla de bronce que se llevó Dana Vollmer. La estadounidense de 28 años fue la excampeona olímpica en Londres, pero su mérito es que entre Juegos y Juegos ha sido madre.
El caso de Adam Peaty es aún más especial porque este joven de 21 años con cara de niño veía los Juegos de Londres con cierto desapego y más preocupado de las cosas de un joven de su edad. Pero le gustó el rollo que había en la piscina y decidió que lo iba a intentar. Se puso a entrenar y cuatro años después es campeón olímpico de 100 braza con una marca tremenda: 57.13. Peaty distanció a su ídolo, el surafricano Cameron van den Burgh, en un segundo, una barbaridad. No en vano, el británico es el único nadador que ha cubierto la distancia por debajo de los 58 segundos. La pregunta es si será capaz de bajar de los 57. - R. Calvo