Vitoria- El golfista de club alavés Larrabea acabó entre los 25 mejores en el US Open, la mejor actuación en un major de un debutante. Sin embargo, Rahmbo no se conforma. Su punto de mira siempre está puesta en el número uno y ya piensa en los errores que le impidieron acabar mejor. Esta semana ha sido la de su salto al profesionalismo. Su vida ha cambiado, pero no su forma de ver las cosas. El objetivo sigue siendo acabar en lo más alto de la clasificación y en el Quickens Loans que está disputando desde el jueves (acabó líder la primera jornada) está dando su primer paso.
¿Qué valoración hace de su primer US Open?
-Buena. No solo por pasar el corte de la manera que lo hice, con una vuelta baja; quedar entre los 25 primeros siempre es una valoración muy buena. He aprendido mucho y hacerlo en un campo tan especial como es Oakmont, siempre será un recuerdo muy bonito.
¿Esperaba dar este nivel tan alto?
-Sí, ya que yo fui con la idea de jugar lo mejor posible. Fue un buen resultado, pero siento que lo podía haberlo hecho mejor, aunque no me quejo para nada.
¿Le queda un sabor agridulce?
-Me queda el saber que podía haberlo hecho mejor y eso siempre es bueno.
¿Qué sintió al estar rodeado de golfistas de tan alto nivel?
-Es algo bonito. Es diferente a lo que solía jugar normalmente. Jugar contra golfistas de talla mundial, para mí es como si a alguien que está en el Bilbao Athletic, de repente le ponen a jugar la final de la Champions contra el Madrid. Es un poco lo que sentí yo, a pesar de que ya había tenido otras experiencias en torneos profesionales.
Entre esos golfistas, le llegó a tocar jugar con Bubba Watson.
-Tiene la imagen de que es un jugador un poco borde, pero fue una persona muy amable. Fue divertido verle jugar porque tiene un estilo diferente y es muy espectacular.
Este año ha competido por todos los títulos, ¿cómo se sintió estando unos puestos más abajo y sin opciones de levantar el trofeo?
-Al final siempre compito para hacer la menor cantidad de golpes posibles. Estuvo entretenido porque el primer día me salió mal y tenía que hacer pocas para pasar el corte. Fue un sentimiento similar al de luchar por ganar. Fue bonito estar ahí, ver que me hacía falta jugar bien y hacerlo.
Logró pasar el corte con tres últimos hoyos casi perfectos.
-Correcto. En el 16 me hizo corbata el hoyo y pensaba que la metía. “Esta va dentro”, pero bordeo el hoyo. El 17 metí un gran putt y en el 18 lo mismo. Fue una salvada muy buena.
¿Qué se le pasó por la cabeza tras superar el corte?
-Mucha emoción junta porque no fue para nada fácil, fue un día muy duro. La jornada anterior hubo muchos parones por el tiempo y me tocaba jugar 36 hoyos. Salí sabiendo lo que tenía que hacer y por suerte empecé bien, hice varios birdies antes que bogeys. Aunque luego fue difícil mantenerse ahí.
Aparte de su buen juego, también destacó el ‘eagle’ que realizó el tercer día, uno de los golpes del torneo.
-La verdad es que el golpe lo jugué como yo quería. Fue muy bonito y cuando vi a toda la gente saltar a la vez, sentí como que se me paraba el corazón durante un segundo hasta que me di cuenta de lo que había ocurrido. Fue una pasada.
Su última jornada también acaparó la atención de la gente con cuatro ‘birdies’ en cinco hoyos.
-Me subió demasiado la confianza. La gente estaba gritando y empecé a pensar: “Hoy me salgo”. Pero tonto de mí, esto es el US Open y es uno de los campos más difíciles. Oakmont sacó sus garras y me puso en mi lugar rápido.
Una pequeña novatada.
-Puede ser. Por eso digo que podría haber terminado entre los quince mejores, es verdad. Si no llego a cometer esos errores? pero de las experiencias se aprende y esto lo he aprendido. Será algo que lleve conmigo en el futuro.
Con su puesto 23 supera el debut de dos golfistas como Tiger Woods y Txema Olazabal. ¿Qué siente cuando le dicen eso?
-Es emocionante oír algo así, que dos jugadores tan grandes no pudieran hacer lo que yo he hecho ha sido bonito. Aunque hay que decir que son diferentes etapas, porque cuando Tiger debutó en un major, tenía 16 o 17 años y Txema, 18 o 19. Al final soy mayor de lo que ellos eran. Eso sí, no deja de ser el primero para los tres.
Su condición de aficionado le hizo renunciar a los 82.890 dólares de premio. ¿No le queda una pequeña espina por ello?
-Siempre lo he dicho, lo considero una inversión de futuro. En realidad no me molesta porque yo ya sabía que no iba a ganar ese dinero, no tenia ninguna opción para ello. La gente no entiende que cuando juego como amateur ya sé que no voy a ganar dinero, así que no me importa. Me voy con la experiencia que me he llevado, con todo lo que he aprendido y sé que haciendo lo que he hecho, voy a ganar más que si me hubiera pasado a profesionales hace un año y medio. No me preocupa el dinero, ya que para mí esto nunca ha sido algo económico, es amor al deporte.
Una de las razones por las que tardó en dar el salto fue por la promesa hecha a sus padres de acabar la carrera.
-Así es. Fue algo importante que se lo prometí y nunca me caí. No tuve dudas de que iba a terminar.
¿Ha merecido la pena la espera?
-Mucho. Me siento más preparado para afrontar el futuro de lo que estaba hace un año y medio, este tiempo me ha servido para mentalizarme. Me ha venido muy bien y es algo que volvería a hacer sin ninguna duda.
¿Teme que debido a las expectativas creadas, le presionen demasiado?
-No, porque las expectativas debería controlarlas yo. Que la gente hable bien de mí, ya lo dijo Sergio García, me da mucha confianza porque significa que las personas creen y ven algo especial en mí. Eso solo se puede tomar de manera positiva. Es agradable que la gente deposite tanta confianza en mí y tengo que aprovechar esa motivación y positividad para usarla a mi favor.
También se ha hablado que su juego no se parece al de un novato, que es más propio de un veterano.
-Bueno, pero todavía sé que tengo mucho que aprender, por suerte. No me lo tomo así. Más que un veterano diría experimentado.
Esta semana ha dado el paso al profesionalismo. ¿Cómo le han cambiado las cosas?
-Es diferente. Hay mucho viaje, más cosas entre semana... pero en realidad al final es lo mismo. Son los mismos palos, el mismo jugador, las mismas reglas... no cambia nada en especial.
¿Cuál es su objetivo más cercano?
-El primero es sacar la tarjeta del PGA Tour y también coger experiencia, que siempre viene bien. En este deporte y en la vida nunca se deja de aprender.
¿Sueña con la primera victoria?
-Se pasa por la cabeza, eso siempre está ahí.
Con el profesionalismo llegan muchas horas de avión.
-Son gajes del oficio. Lo bonito es que voy a poder jugar en muchos campos diferentes y hacer lo que a mí me gusta. Contando el US Open me vienen ahora siete torneos en nueve semanas. Es para lo que estamos.
Y también los contratos con patrocinadores, usted no ha tardado en firmar con marcas importantes como Adidas o TaylorMade Golf.
-Al final es lo que hay que hacer al principio, firmar con alguien para que te ayude en lo máximo posible. Tenía diferentes opciones y un apoyo grande de marcas importantes. Me hace ilusión y me alegra saber que tengo un alto nivel de confianza.
¿Qué opina de las cantidades económicas que mueve el golf?
-Es lo que estén dispuestos a dar. Si no hubiera nadie dispuesto a ofrecer esos premios, no serían tan altos. Es la popularidad que tiene este deporte. Mucha gente lo ve y si no fuera así, no se podría pagar. Por ejemplo, el público que hubo en el US Open fue una pasada.
¿Se quedará a vivir en los Estados Unidos?
-Sí. Quiero vivir en Scottsdale y volver a casa todo lo que pueda. En navidades volveré una temporada porque hace falta volver a la tierra prometida de vez en cuando. Se echa mucho de menos.
¿Cree que con su irrupción puede haber más chavales que se animen a jugar al golf?
-Me gustaría, sería algo bonito. Sé que es difícil que el golf suceda al fútbol, pero este es un deporte bonito que tiene muchos valores que enseñar, entre ellos, la honestidad. Es una de las pocas disciplinas del mundo en la que tú te penalizas a ti mismo.
El clima es uno de los problemas que hay en Euskadi. ¿Se puede practicar el golf lloviendo?
-Se puede jugar si llueve, a no ser que haya tormenta. Ya se ven niños jugando al fútbol cuando llueve, yo fui uno de ellos. Eso no les para. Es un poco un mito eso de que no se puede practicar el golf si llueve, solo depende de las ganas que tengas para jugar.