PARIS - Cada vez que se elaboran listas sobre los países más felices del planeta, Islandia acostumbra a figurar muy arriba. Casi siempre en el podio, muchas veces incluso en el primer puesto. Se trata de un país que presume de poseer la democracia más antigua del planeta, de tener un nivel de alfabetización del 99,9% entre sus ciudadanos, de gozar del ratio más elevado de adquisición de libros por habitante... Islandia, el país en el que las cabezas de ganado ovino doblan al número de habitantes -330.610, según datos de 2015-, sufrió un tremendo colapso financiero en 2008, envió a la cárcel a varios de los políticos y banqueros que lo causaron y salió airoso en gran medida por no aplicar las políticas de austeridad que le aconsejaron los organismos internacionales.

Los islandeses, por cierto, están llamados este sábado a las urnas para elegir al presidente que sustituirá a Olafur Ragnar Grimsson, en el cargo desde hace 20 años, pero en el país apenas se habla estos días de política. Su selección de fútbol, intrascendente hasta hace muy poco, ausente de las grandes competiciones internacionales hasta la presente Eurocopa, ha aportado su granito de arena a la felicidad plena de una nación que el jueves celebró como hecho histórico de primerísimo orden el triunfo en el tiempo de descuento ante Austria que le permitió acabar como segundo clasificado del Grupo F, por encima de Portugal, y medirse en octavos de final a Inglaterra.

El éxito del combinado nórdico es extraordinario si se tiene en cuenta que es, con muchísima diferencia, el país con menos habitantes que jamás haya jugado una Eurocopa. Los más de 23.000 federados en todas las categorías hablan de la enorme afición a un deporte que en los últimos años ha superado, o al menos se ha colocado a la par, del balonmano, cuya selección masculina marcó un hito inimaginable en 2008 al lograr la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín; los poco más de 100 islandeses que se dedican profesionalmente al fútbol dejan claro la gran modestia de un país que, sin embargo, en los últimos años se ha acostumbrado a batirse el cobre sin complejos. Ya logró clasificarse para el play-off final en la fase de clasificación para el Mundial de 2014 -cayó ante Croacia- y su camino fue intachable para llegar a Francia. Acabó segundo en el Grupo A batiendo en casa a República Checa (2-1) Turquía (3-0) y Holanda (2-0), a la que también superó por la mínima a domicilio y obligó a tener que ver por televisión el evento continental.

La unión hace la fuerza En el combinado que dirige el sueco Lars Lagerbäck no hay grandes estrellas. Los 23 jugadores seleccionados juegan lejos de la modestísima liga islandesa -en todo el país solo hay siete campos de fútbol totalmente cubiertos y las gélidas temperaturas impiden que se pueda jugar durante gran parte del año- y es la unión grupal la que les convierte en un grupo granítico y difícil de abordar. Lo explicó perfectamente el veterano defensa Kari Arnason después de que tras el empate en el duelo inaugural ante Portugal Cristiano Ronaldo echará en cara a los nórdicos el hecho de que celebraran la igualada como si del título se tratara y dijera de ellos que no iban a hacer nada en esta competición por su “mentalidad pequeña”: “La ética de trabajo de nuestro equipo, nuestra camaradería y amistad, es lo que nos hace fuertes. Es evidente que no tenemos jugadores de un gran talento, pero saltamos al campo sin creernos inferiores a nadie y dispuestos a correr más que los demás”. Por cierto, Islandia ha quedado por encima de Portugal en la fase de grupos.

Tras ese empate y el logrado ante Hungría, la euforia se desató el miércoles tras la victoria en el tiempo de descuento ante Austria. Solo hay que escuchar la retransmisión de Gudmundur Benediktsson, que se ha convertido en viral en las redes sociales, para darse cuenta de la trascendencia de ese 2-1 y de la clasificación para octavos de final para un país en el que, según diversas fuentes, el 10% de la población ha adquirido entrada para alguno de los partidos de la selección. El estado de euforia desatada la resumió Arnason tras la histórica cita de Saint Denis: “Lograr esto junto a mis mejores amigos es increíble. ¡Y además ante 10.000 personas venidas de Islandia! Probablemente conozco al 50% de ellos, al menos de vista”.

Demografía. Según datos de 2015, Islandia cuenta con 330.610 habitantes. Atendiendo a ello, el número de federados a fútbol, algo más de 23.000 en todas las categorías, es elevadísimo, pero el país cuenta con poco más de 100 futbolistas profesionales.

Modestia. Los 23 componentes de la selección nórdica militan fuera de la Urvalsdeild, la máxima categoría del fútbol islandés, compuesta por doce clubes. En todo el país únicamente existen siete campos de fútbol completamente cubiertos, los únicos servibles durante la mitad del año en el que el intenso frío hace imposible jugar a cielo abierto.

Seguimiento. La federación islandesa aseguró recientemente que ha vendido 35.000 entradas para la Eurocopa. No es de extrañar que el defensa Kari Arnason dijera el miércoles que “de los 10.000 aficionados islandeses que había en la grada conocía prácticamente al 50%”.