LENS - Podría ser el Seis Naciones de rugby y jugarse en Twickenham. Pero no, es la Eurocopa de fútbol, la más británica de la historia, la que acoge hoy en Lens un Inglaterra-Gales que, por los resultados de la primera jornada, ha adquirido más importancia que la de la propia rivalidad entre ambas selecciones, alimentada en los últimos días desde uno y otro bando. No están las cosas por las calles de Francia como para sacar de su contexto un partido, herir susceptibilidades y echar más leña al fuego de los seguidores radicales, pero en todo caso se trata de uno de los enfrentamientos deportivos más antiguos del mundo, un derbi con mucha salsa, Perrin, probablemente.
El primer duelo entre Inglaterra y Gales data del 18 de enero de 1879 y acumulan ya 101 encuentros, de los que apenas 10 han sido oficiales en las competiciones de la UEFA y de la FIFA. En todo el siglo XXI, se han medido solo cuatro veces con otros tantos triunfos para los ingleses, que no han recibido un gol de los galeses. La última victoria de Gales ocurrió en un amistoso el 2 de mayo de 1984 disputado en Wrexham. Con la selección del dragón formaban mitos como Kevin Southall, Mark Hugues, que marcó el único de este partido, o Ian Rush. Precisamente, el exdelantero del glorioso Liverpool de los 80 y máximo goleador de la historia de Gales cree que “si Gales derrota a Inglaterra, el autor del gol del triunfo va a ser un héroe toda su vida”.
Los últimos choques del derbi del Reino Unido pertenecen a la fase de clasificación para la Eurocopa de 2012. Desde entonces, Gales han ido progresando, “pero tenemos que seguir levantando el nivel”. “Espero que sea el inicio de una nueva era. Hemos esperado por más de diez años para jugar torneos como este”, añade Rush. El de hoy en el Stade Bollaert-Delelis será el primer choque entre Inglaterra y Gales dentro de una fase final y eso ha dado pie a elevar la temperatura emocional ya que, además, se esperan cerca de 50.000 aficionados de ambas selecciones en una sede a la que se accede muy fácil por el Canal de la Mancha.
“No nos gustamos”, reconoce Jack Wilshere, el centrocampista de Inglaterra que comparte equipo, el Arsenal, con Aaron Ramsey, una de las estrellas actuales de Gales junto a Gareth Bale. El madridista había dicho que los ingleses se dan demasiada importancia y que “ninguno de sus jugadores sería titular en Gales”. Ayer quiso matizar al apuntar que “son un buen equipo, pero nosotros también. Miramos hacia delante y queremos ganar”.
Roy Hodgson, por su parte, trató de quitar hierro a las palabras, “no nos las tomamos muy en serio”, y aseguró que el choque será “un partido entre hermanos, lo que le añade picante y lo hace más interesante, algo a lo que solo puedo dar la bienvenida”. El seleccionador inglés reconoció que para ellos, tras el empate inicial, “esta es la primera final del torneo”. Por eso, los aficionados y medios de Inglaterra esperan que su equipo sea un poco más valiente, que Hodgson no coarte el talento de la mayoría de sus jugadores y que ponga en el campo a Jamie Vardy.
Los galeses, con tres puntos ya en el zurrón, tienen menos presión y volver a sumar les permitiría meterse en los cruces eliminatorios, lo que para ellos sería un éxito histórico. “No sentimos ninguna presión y sólo vamos a disfrutar del partido. Lo sabemos todo de ellos. Tienen debilidades y vamos a tratar de explotarlas”, avisó Gareth Bale.