moscú - Maria Sharapova no podrá jugar al tenis hasta el 26 de enero de 2018. La tenista rusa ha sido sancionada por un tribunal de la Federación Internacional de Tenis (ITF) por dos años después de dar positivo por meldonium en el pasado Abierto de Australia, pero ha anunciado su intención de recurrir al TAS ya que la jugadora de Sochi alega que el consumo de esa sustancia prohibida nunca fue voluntario, sino consecuencia de una negligencia de su equipo médico que no le advirtió de que el meldonium figuraba entre las sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) desde enero de este año.

“El tribunal, cuyos miembros fueron seleccionados por la ITF, convino que yo no había hecho nada intencionadamente y aun así buscaron la manera de apartarme del tenis durante dos años”, comentó Sharapova en su cuenta de Facebook para justificar su recurso ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS). La sanción es a mitad de los cuatro años que contempla el reglamento de la ITF, a la que la tenista critica por “gastar ingentes cantidades de tiempo y dinero para intentar probar que he violado intencionadamente las reglas antidopaje, a pesar de que el tribunal concluyó que no lo hice”.

La propia Maria Sharapova anunció en rueda de prensa que había dado positivo por una sustancia que admitió que consumía desde hace muchos años para tratar distintos problemas de salud. El reconocimiento de su culpa no le ha librado del castigo porque el meldonium se ha convertido en objeto de la persecución de las autoridades deportivas y es la sustancia que ha puesto en cuestión a todo el deporte de Rusia, donde el meldonium estaba al alcance de cualquiera y su consumo estaba muy extendido entre sus deportistas y los de Este de Europa. Pero un laboratorio de Colonia descubrió que es una sustancia que ayuda en la recuperación tras el ejercicio, protege contra el estrés y mejora la activación del sistema nervioso central e, inmediatamente, fue incluida en la lista de prohibidas sin que Sharapova ni nadie de su numeroso entorno se dieran, al parecer, por enterados, pese a que la AMA avisó mucho antes de que la nueva normativa entrara en vigor.

Probablemente, tampoco habrá ayudado en su defensa a Maria Sharapova, plata en los Juegos de Londres hace cuatro años, que el Comité Olímpico de Rusia, ejerciendo presión sobre el tribunal de la ITF, la incluyera entre los deportistas que iban a representar al país en la cita de Río. Los casos de dopaje han salpicado al deporte ruso en los últimos meses, incluso con carácter retroactivo tras analizarse las muestras de cientos de atletas de Pekín y Londres, de tal manera que hay casi una guerra abierta con el Comité Olímpico Internacional y distintas federaciones que han pedido la exclusión de Rusia de los próximos Juegos.

Sharapova, que por distintas lesiones solo ha podido jugar este año los cinco partidos del Abierto de Australia, es un icono de su país y del deporte mundial y su sanción supone un serio toque de atención a un sistema totalmente contaminado y, según algunas informaciones, dirigido o consentido por el propio Vladimir Putin. La tenista de Sochi, que ha caído al puesto 26 del ranking mundial y perderá los 430 puntos que logró en Australia, se ha querido presentar como víctima, pero, salvo que el TAS diga lo contrario, tendrá que pagar un caro precio por su error.