Vitoria - Ni aún habiendo conseguido hace días la permanencia en Segunda B por méritos propios, el Aurrera tiene asegurada para la próxima temporada una plaza en la categoría de bronce del fútbol sala nacional. La razón, al igual que le ocurrió hace ahora justo un año, vuelve a ser de índole económico. Y es que la falta de un patrocinador que sufrague parte de los gastos de la estructura del conjunto rojillo vuelve a ser la espada de Damocles ante la cual, nuevamente, se ve obligado a lidiar. Desde que la pasada temporada el Deportivo Alavés, del que la entidad de Olaranbe es club convenido, renunciara a apoyar parte de su estructura deportiva como el equipo de fútbol femenino o el de fútbol sala, los jugadores de esta plantilla tuvieron que buscarse la vida para salir adelante y luchar porque lo conseguido unas semanas antes en la cancha no quedara en saco roto en los despachos. Y así fue. La plantilla al completo miró sus cuentas corrientes, hizo sus cálculos y sacó lo necesario para cubrir el coste de la licencia que les permitiría debutar en Segunda B. Un esfuerzo a la altura de una ilusión colectiva que con el tiempo confiaban en poder solucionar. Erraron. Porque doce meses después de aquello, la escena vuelve a repetirse la historia. Y de aquí a las próximas semanas, concretamente hasta finales del mes de junio, el club deberá ser capaz de encontrar un patrocinador que soporte las cargas de un equipo de esta categoría -el presupuesto global para fichas, seguros, arbitrajes y desplazamientos suele rodar los 23.000 euros- para poder competir con ciertas garantías. Como quiera que la ilusión del grupo parece infinita, el Aurrera ya maneja un plan B de emergencia, que no es otro que el mismo que ya surgió la pasada temporada: que jugadores y técnicos vuelvan a poner dinero de su bolsillo para salir Adelante. “El año pasado ya hicimos un esfuerzo enorme para poder jugar en segunda B y este año el objetivo era no tener que repetirlo pero cuando me lo volvieron a plantear los chavales se me cayó el alma a los pies... Su ilusión es tan grande que vamos a tratar de que eso no ocurra”, valoraba ayer Javier Corral, responsable deportivo del equipo que la próxima temporada asumirá un rol diferente en el equipo, el de entrenador tras la imposibilidad por motivos laborales de que continúe Manu Melgar. “Llevamos buscando un relevo desde hace tres meses pero no ha sido fácil. Hay pocos técnicos titulados y además no podemos pagarles, así que me tocaron la fibra, me presionaron desde lo emocional y no tuve más remedio que aceptar”, reconoce el ya nuevo técnico, que en esta ocasión compartirá dirección técnica con Enzo Di Paola y que regresa al ruedo tras sus anteriores experiencias como entrenador en el Atlético Aretxabaleta y el Legutio-Aretxabaleta.
Si todo transcurre en fondo y forma y el equipo es capaz de “manchar por fin la camiseta” con un patrocinador que aporte estabilidad, la nueva temporada dará comienzo a mediados del mes de septiembre. Tras el descenso en la última jornada del Labastida, el Aurrera será el único representante alavés en la categoría y quedará englobado en el grupo de Navarra, Euskadi, Aragón, La Rioja y Cantabria.