roma - Andy Murray celebró a lo grande su 29 cumpleaños, dio muestras ayer de su gran mejoría sobre tierra batida, donde ha ganado 29 de sus últimos 32 partidos, y convirtió en humano a Novak Djokovic en la final del Masters 1000 de Roma. El escocés fue muy superior al número 1 del mundo que había acabado su partido de semifinales ante Kei Nishikori pasadas las once de la noche del día anterior. Desde el principio, Murray gobernó el partido, con su saque de nuevo a gran nivel en los puntos decisivos, ante un Djokovic cansado y, por tanto, peleado con todo en un partido que se jugó bajo una fina lluvia que puso resbaladiza la pista, pero para los dos.
El de Dunblane, más fresco de piernas, no tuvo problemas para moverse en la inestable superficie, aprovechó las lagunas mentales del serbio y con un doble 6-3 no dejó dudas de su nivel actual y se apuntó su duodécimo Masters 1000, el segundo sobre arcilla tras el que logró en Madrid el año pasado, y sacó el torneo de Roma de las manos de Djokovic o Nadal por primera vez en los últimos doce años. Por su parte, Djokovic vio cortada en la antesala de Roland Garros, su gran objetivo de esta temporada, su racha de diez finales consecutivas ganadas desde agosto pasado en Cincinatti.
serena vuelve a reinar En la final femenina, Serena Williams se apuntó nueve meses después del anterior su primer título de 2016, cuarto en el Foro Itálico, tras vencer a Madison Keys por 7-6 y 6-3. La número 1 del mundo sujetó la briosa salida de su compatriota, que hizo seis saques directos en sus dos primeros turnos de servicio, y logró llegar al tie-break para poco a poco imponer su experiencia y sumar un triunfo sin apuros.
“Creo que jugué cuatro torneos antes de éste, se siente fantástico ganar un título, además sobre tierra”, declaró Serena Williams tras el partido. La estadounidense destacó que está muy satisfecha por la “paciencia” que tuvo esta semana. “Mi paciencia esta semana fue importante. Estoy satisfecha también porque pude hacer lo que había probado en los entrenamientos”, afirmó. - Roberto Calvo/ Efe