Murgia -¿Cómo lleva la fama?
-A días. Por ejemplo ahora, que estoy disfrutando un momento de gloria, es bonito. La gente te reconoce todo, te felicita. Pero cuando llegan momentos malos es más complicado. Quieres pasar desapercibido, ser invisible.
¿Tuvo algún ídolo en su infancia?
-Me gustaba mucho Iban Mayo, aunque no era de tener ídolos.
Se dice de usted que es un ciclista atípico. ¿Qué se supone que tiene que ser un ciclista?
-Eso me pregunto yo. Qué es lo mejor, cómo hay que entrenar para ser profesional... Porque parece que te tachan de no ser profesional. ¿Qué hay que hacer para ser profesional 100%? No lo sé.
¿Qué opina de la sanción de seis años por el uso de una bicicleta con motor?
-Me parece bien, muy bien. No sé porqué es diferente a la sanción por dopaje físico, pero me parece bien.
¿Recuerda su primera bicicleta?
-Mi primera bici fue una BH de monte heredada de algún primo. Luego mi tío me regaló una Mezquita por la comunión. No diferencio entre la primera bici de competición y mi primera bici porque siempre andábamos los amigos, venga vamos a subir a Oro... y echábamos una carrera. Lo subíamos todas las semanas.
¿Por qué se hizo ciclista?
-No lo sé todavía. De repente me vi ahí. Vi que tenía cualidades y dije, tendré que aprovecharlas.
¿Qué es lo que más le gusta y lo que menos de ser ciclista?
-Lo que menos, los viajes. Las horas en los aeropuertos se me hacen cada vez más duras. Cuando estaba en Euskaltel íbamos todos juntos, los ocho, pero el año pasado hice muchas horas solo en los aeropuertos y se me hacen eternas. Lo odio. Lo que más me gusta, que hago lo que quiero. Me levanto sin prisas, salgo a entrenar lo que toque y luego tengo la tarde bastante libre. Es un trabajo con muchísima libertad.
¿Es usted un privilegiado?
-Sí, lo soy. Para mí la bici no es un sufrimiento, para nada.
Cada vez es más difícil para los aficionados acceder a los ciclistas.
-A mí me gusta salir del autobús y estar con la gente, pero no es sencillo. Se ha vuelto muy difícil encontrar un equilibrio porque ahora todo el mundo tiene un teléfono con cámara y todo el mundo quiere un selfie. Es muy difícil responder a todos y tener esa tranquilidad que necesitas.
¿Sigue siendo el mismo?
-Creo que soy el mismo de siempre. Sigo con los amigos de siempre, gracias a ellos también sigo siendo el mismo. A nivel de cuadrilla sigo siendo el que tiene más pelo... je, je. Los vaciles siguen siendo los de siempre. - C. Ortuzar