Con la satisfacción máxima del deber cumplido encaró ayer Iván Fernández el desenlace de la 31ª edición del Maratón Internacional de Hamburgo, donde el vitoriano se jugaba la última baza para poder disputar sus primeros Juegos Olímpicos, los del Río de Janeiro que comenzarán el próximo mes de agosto. La exigencia para conseguirlo era de sobra conocida para el alavés. De un lado, y de manera incuestionable, el maratoniano tenía que lograr la mínima olímpica fijada por la Real Federación Española de Atletismo (RFEA), que era de 2 horas y 13 minutos, y en segundo lugar, ser capaz de rebajar la marca de su más firme competidor en la lucha por la tercera plaza de la selección, Jesús España, que en el pasado Campeonato de España de febrero celebrado en Sevilla rompió el crono en 02.11:58. A partir de ahí, y ya con los deberes hechos, Iván Fernández tendría que esperar hasta principios del mes de mayo para conocer la decisión del seleccionador, Pepe Ríos.
En este escenario se encuentra ahora el corredor del Adidas-Bikila, que ayer logró la mínima exigida en el circuito alemán con un magnífico tiempo de 02:12:55 que representa no solo su mejor marca personal en la distancia de Filípides -con el de ayer son tres los maratones que ha disputado hasta la fecha- sino que mejora incluso la del último corredor español menor de 28 años en la mínima exigida y que ostentaba desde hace 13 años su colega Óscar Fernández.
Sin embargo, a pesar del éxito la felicidad no fue completa. A última hora de la tarde, ya de camino a Vitoria vía Frankfurt, cierta sensación agridulce era evidente en el vitoriano, que no pudo superar la marca de Jesús España, lo que en teoría le resta muchas opciones de resultar elegido para defender a España en la Olimpiada de Brasil. Salvo contratiempo de última hora en forma de lesión o enfermedad, todo hace indicar que a igualdad de condiciones entre el propio España y Fernández, la balanza se decantará del lado del primero, si bien podría darse el caso contrario y apostar Pepe Ríos por la juventud de Iván, que ahora mismo tiene 27 años frente a las 39 primaveras del madrileño. “En Hamburgo he conseguido hacer la mínima olímpica marcada por la Federación y estoy preparado para ir a Río, pero todo depende ahora del seleccionador”, valoraba el vitoriano tras la carrera, que como desvelaría después estuvo marcada por las continuas fuertes rachas de viento, que ralentizaron en parte el ritmo de carrera. “Este circuito no es una carrera mesetaria. Está plagada de subidas y bajadas, y si a eso se le suma el viento la cosa se torna en gesta”. Así y todo, el vitoriano fue el primer europeo en cruzar la meta -en séptima posición- después de marcar como un reloj los parciales que ayer llevaba impresos en una chuleta fijada a su muñeca. Tampoco hubo problemas en las zonas de avituallamiento que tanto miedo le daban en la previa e incluso tuvo que “pinchar” a las liebres de su grupo porque en el primer 5.000 marcaron un ritmo superior al previsto. “Es una carrera para estar contento y lo estoy. Me siento preparado para estar en Río y con las fuerzas necesarias para superar lo que venga”, concluyó convencido.