Biarritz - “Ahora que acaba esta etapa. Tengo el trinkete y habrá partidos con Garfe. Quería jugar. No hay una retirada. Quiero seguir jugando”, desvela Yves Xala (Lekuine, 1979). Lo dice mientras se recuesta encima de un asiento de la cafetería que se haya a un palmo del frontón Plaza Berri de Biarritz, donde se someterá mañana a un homenaje. Habla el zurdo de cómo sucede la vida, cómo ha ido desojando sus páginas el calendario, una vida pegada al frontón, pero con un aprendizaje diario. A su espalda, una cristalera anuncia una cancha muy especial, con gradas de madera, que le dotan de un carácter espectacular. Negro el frontis, en silencio porque no hay un alma en el tapete del emplazamiento, resuenan los recuerdos de un delantero único en el panorama: el rey del embrujo, deudor de una pelota torero, artística, distinta. Y eso que todo empezó con la grosse -la gorda, en francés-, así llamaban a una pelota de “180 gramos”, los entrenamientos a destajo junto a Panpi Ladutxe y un trabajo extremo, de reinvención. Xala es único. “Me dijeron que apostaban por gente joven y puedo entenderlo”, concreta el zurdo, que terminó su camino en Aspe el pasado febrero y, aunque estaba prevista una despedida en Iparralde junto a componentes de la empresa, vivirá un homenaje bonito junto a Iñigo Pascual contra Titín III-Begino en la cancha lapurtarra. “Eso sí, me dolió la forma en la que dijeron las cosas por televisión. Me duele”, argumenta. Quince años de carrera en la operadora de Eibar le avalan. “Yo seguiré jugando como hasta ahora, seguiré igual”, advierte el pelotari lapurtarra. Su camino se asfalta de éxito, de recuerdos de grandeza.
Uno de ellos, es imposible olvidarlo, reside en el Manomanista, como su nombre con letras de oro. En 2011 hizo lo máximo. Campeón. No sin antes plantarle un órdago a la empresa. “No cambió la relación con Aspe entonces. Fue un momento duro para mí y para ellos. Seguimos y vivimos momentos duros. No creo que me pasó factura en los años siguientes. Fue algo breve”, desgrana Xala. Pero, “mereció la pena”. “Me costó ganarla tras tres ocasiones”, agrega. Aquel día, contra Aimar Olaizola, ya había puesto contra las cuerdas a la Liga de Empresas, que no quiso dejarle jugar al tener una apendicitis, ya había amenazado con ir a los tribunales, ya había recibido un severo correctivo del goizuetarra, cuando le dio la vuelta a todo a base de sacar del txoko y castigar con los remates, milimétricos. Increíble. Dio la vuelta a un 17-12 a golpe de entraña. El público vibró en comunión con él. “Aunque el primero que se alegró fui yo”, asevera. “Hubo mucha gente en Iparralde y Hegoalde que veía que tenía que jugar ese partido. Nunca me han dado explicaciones y casi que fuera mejor así”, rememora y agrega que “la mayoría de pelotaris estaban conmigo, porque veían que a ellos les ha pasado lo mismo”. “Al final, no fue una mala operación para ellos”, apostilla. La historia fue épica. “Al llegar al 17-12 me vi que había arriesgado toda mi carrera para llegar ahí y que, en ese momento, tenía que arriesgar en la cancha. Aimar no regaló nada”, declara el pelotari. Justo hacía unos meses, a Abel Barriola le habían quitado la final del Parejas, con una rotura de fibras.
“Yo cuando debuté con llegar a Primera ya me parecía que había hecho una buena carrera”, asegura Xala entre risas, quien se estrenó en 2001 y ya en 2002 disputó la final del Parejas junto a Oskar Lasa. “Me vino rápido. No sabía dónde estaba”, recuerda. “Tenía un gran zaguero atrás, tenía más miedo a Oskar que a los contrarios. Así, jugaba sin presión del partido”, cuenta entre risas.
Lo cierto es que Xala tuvo que aprender de mayor lo que no aprendió de joven. Tenía base de trinketista y le faltaban sesiones en pared izquierda. “Tenía que ganar fuerza. A los 20 años tienes que volver a estudiar. Cada día era un desafío. Tenía que pensarlo todo. Aun así, nunca pensé en dejarlo. Me gustaba tanto lo que hacía que hubiera hecho cualquier cosa. De blanco veía que iba por el buen camino”, rememora Yves, quien asume que “en este momento, con ese nivel no hubiera debutado. Estaba verde”.
Reseteo constante “Los pelotaris, para durar tiempo, ganen lo que ganen, tienen que saber empezar de cero como si no hubiéramos ganado nada. Hay que resetear. Eso se permite estar ahí”, desgrana Yves cuando recuerda su camino en Aspe. Dice el lapurtarra que “no me consideraba figura”.
Aun así, en poco tiempo, en 2004 alcanzó su primera final del Manomanista. Labró su camino, otra vez, con tajo. Panpi ya se lo contó, que si trabajaba podía. “Yo no lo creí”, revela. No lo hizo, pero alcanzó aquel partido contra Juan Martínez de Irujo, que reconoce que le sobrepasó un poco aquel duelo, pero ganó. “Vivimos una época de pelotaris muy buenos. Evolucionamos el juego. Ahora se ataca más. El nivel por ello ha subido”, certifica Xala, quien no tiene la espinita del Cuatro y Medio. “No le doy importancia a eso”. Así las cosas, después de tres lustros enrolado en las competiciones de la Liga de Empresas, el zurdo no se decanta por un solo adversario. “Tendría que valorarlo en cada modalidad. En toda la cancha, el que más me ha hecho sufrir ha sido Martínez de Irujo; después, en el Cuatro y Medio, Aimar, y en el Parejas, Titín III”, sostiene el delantero de Lekuine, que prosigue diciendo que “con trabajo tiene que llegar el día en que te puede tocar, es lo que me decía Panpi”.
las figuras de su vida Es innegable la importancia en la carrera del campeón de Iparralde de un pionero, Panpi Ladutxe, al que nombra a menudo. Fue su entrenador, botillero y, quizás, “la persona más importante en la pelota”. “De él aprendí todo. Después de diez años veía que había que cambiar. Fue duro para él”, asegura. No obstante, le guardó un hueco en su “último” Cuatro y Medio. “Se lo dije y le hizo mucha ilusión. Como empecé, lo acabé”, resume.
Otro de los pilares fue su padre, que falleció en 2014. “A mi aita le hecho de menos. En el Astelena siempre se ponía en el mismo sitio: de pie, nervioso. Son buenos recuerdos. Venía de Lekuine a Baiona en su propio coche y, para él, eso era como ir a París”, dice con una sonrisa el pelotari. “Así estaba conmigo”, dice. A Yves Xala se le acabó el contrato con Aspe en febrero y no le quisieron renovar, aunque tiene pelota en las venas. El martes se presentará de nuevo. Se le verá de blanco. La pelota sigue rodando para un genio.