“La Mamba se va. Quería dejar algo que pudiera ser recordado. No se podía escribir mejor guion que este”. Con estas palabras Kobe Bryant resumió el último partido de su carrera y enfiló el túnel de su despedida de la NBA. La estrella de Los Angeles Lakers firmó un adiós a la altura de su carrera, con todos los focos apuntando sobre él en una jornada histórica para la mejor competición del mundo, que tenía otro punto de atención en la bahía de San Francisco. “Durante muchos años me han acusado de que no pasaba el balón y hoy nadie quería eso”, dijo con tono irónico después de jugar 42 minutos y anotar 60 puntos con 50 tiros a canasta, de los 85 de los angelinos, en el duelo ante los Utah Jazz, que era intrascendente ya que los de Salt Lake City llegaron sin opciones de entrar en el play-off.
El contexto era inmejorable. Todo quedó, por tanto, preparado en el Staples Center para la fiesta de Kobe, que convocó a todas las luminarias de Hollywood, incluidos Jack Nickolson, que abandonó su retiro para ocupar su sempiterno lugar a pie de pista, y Shaquille O´Neal, el hombre que acompañó a Bryant en la conquista de tres anillos. “Le reté a que metiera 50 puntos en su último partido y el hijo de puta ha metido 60”, lanzó el expívot de los Lakers como admiración al jugador con el que mantuvo una relación de amor-odio a las órdenes de Phil Jackson.
Kobe Bryant tardó más de seis minutos en anotar, pero anotó 15 de los 19 puntos de su equipo en el primer equipo ante un rival que no sabía que hacer, si mostrarse agresivo ante él o sumarse a la fiesta como convidados de piedra. Aún así, los Jazz llevaron ventaja durante muchos minutos y ganaban por diez puntos a dos minutos y medio del final. Pero la Mamba se había guardado las últimas gotas de veneno. En ese tiempo sumó trece puntos que ayudaron a la remontada de los Lakers, que cerraron su triste temporada con un tono épico y apoteósico y una victoria pírrica (101-96) tras la que tendrán que abrir un nuevo capítulo de su triunfadora historia.
veinte temporadas La próxima vez que salgan a una cancha de la NBA, Bryant ya no estará con ellos después de 20 temporadas de púrpura y oro. Solo cinco jugadores han alcanzado esa longevidad en la liga, pero nadie en el mismo equipo. En su último día, firmó 22 canastas en 50 lanzamientos, anotó los seis triples de su equipo en 21 intentos y añadió 10 de 12 en tiros libres. Cada acción suya fue celebrada, jaleada, por un público que asistió a la última exhibición de un jugador que entrará en la leyenda del baloncesto mundial y que en su última temporada, en su larga gira de despedida, ha ganado 30 millones de dólares solo en publicidad y que dedicó el partido, cuya entrada más barata valía 800 dólares, a causas benéficas.
“He salido a jugar duro e intentar dar el máximo espectáculo posible. Me sentí bien de poder hacerlo una última vez”, añadió Kobe Bryant, que se convirtió en el cuarto jugador tras Kareem Abdul-Jabbar, Karl Malone y Dirk Nowitzki que anota más de 40 puntos con más de 37 años. Desde 2002 el escolta de los Lakers no había tirado tantas veces a canasta y desde la temporada 1983-84 nadie lo había hecho. Esos 60 puntos suponen la máxima anotación de esta temporada en la NBA y la sexta ocasión en que Bryant alcanza o supera esa cifra.
81 puntos es la máxima anotación de su carrera, logrados el 22 de enero de 2006 en un partido de liga regular ante los Toronto Raptors.
1.346 partidos de liga regular ha jugado Bryant, con una media de 36 minutos, 25 puntos y 20 lanzamientos a canasta.
Cinco títulos de la NBA, 18 selecciones para el ‘All Star’ y dos medallas de oro olímpicas lustran el palmarés del ya exjugador de los Lakers.