bilbao - La consigna era clara y se cumplió a rajatabla. En el frontón Bizkaia de Bilbao, en uno de los acontecimientos pelotazales por excelencia y que más público congrega, no se podía vender una gota de alcohol. Y se cumplió. Aunque aún no ha entrado en vigor la Ley de Adicciones, aprobada recientemente por el Parlamento Vasco, ya se había anunciado que en las barras del Bizkaia los espectadores no podrían saciar su sed con bebidas alcohólicas. La Liga de Empresas ya estaba advertida, después del expediente que se le abrió en la pasada final del Cuatro y Medio, y esta vez se optó por poner en práctica desde ya la restrictiva norma, que a muchos de los aficionados que se acercaron al festival no agradó en absoluto.
“¿Que no puedo tomar un kalimotxo? ¿Y por qué?”. No todo el mundo estaba al tanto de la nueva norma y no fueron pocas las veces que los camareros del frontón bilbaíno tuvieron que explicar a sus clientes la razón de esta negativa. “A muchos no les ha gustado nada que no les pudiéramos servir una cerveza, por ejemplo”, confesaban.
Con todo, quién sabe si el ingenio de algunos -que en estos casos se pone a funcionar de una manera espectacular- se puso en marcha ayer y de alguna u otra manera fueron capaces de meter el reconstituyente de manera clandestina. Al más puro estilo de la ley seca. Lo que está claro es que los beneficiados fueron, sin duda alguna, los bares de alrededor de la cancha vizcaína, llenos a rebosar antes de que comenzara la final. Una final, en principio, 0’0 de alcohol.