orio - Las lágrimas brotaron de sus ojos instantes después de cruzar la línea de meta de Orio. Profundamente emocionado por lo conseguido, dedicó el triunfo a su familia y a sus allegados, los que siempre han confiado en él. En parte, porque tenía una deuda pendiente con su nuevo equipo, el BMC, con el que está disputando su tercer año.

No ha podido contener las lágrimas tras ganar.

-Lo hablaba con una persona del control. Parecía mentira que con 38 años y siendo mi octava victoria en País Vasco se me haya escapado la lágrima. Es lo bonito del ciclismo, de cumplir años encima de la bici al máximo nivel, que cuando ganas lo disfrutas más que cuando eres niño.

Ha ganado en la Itzulia diez años después de su primera victoria. ¿Lo tenía presente?

-No lo tenía en mente. De la primera a la octava diez años. No está mal. Eso es que el tiempo no pasa por mí.

¿Recuerda su primer triunfo?

-Fue en Segura, bajando. Me acuerdo que le gané Alberto Contador al sprint. Hoy he conseguido mi octava victoria en esta carrera. Contento y emocionado.

¿Cuándo se ha dado cuenta que podía ganar?.

-Sobre todo en el último kilómetro, en los 200 metros finales del alto de Txanka, que veía que la gente iba castigado. Ha atacado Alberto y Nairo, aunque ha respondido bien, no ha podido seguirle. Yo les he cogido la rueda y he atacado por la izquierda con todo lo que podía. El descenso no era peligroso y me he dedicado a administrar el tiempo que he cogido arriba. Aunque por un momento he pensado que no llegaba.

¿Qué aspiraciones tiene ahora?

-Ninguna. Esto va día a día. Puede pasar de todo, sobre todo con la climatología y el recorrido que hay. Cualquier día puede ser el elegido para ganar o para no estar arriba.

¿Imaginaba que llegaría a Arrate en tan buenas condiciones?

-La verdad es que no esperaba llegar así. Me da tranquilidad. Creo que ya hemos hecho la carrera. Todo lo que venga a partir de ahora es un regalo. Pero bueno, no ha acabado, tengo buenas piernas y a ver si recupero de cara a mañana y pasado.

¿Qué supone conseguir una nueva victoria en la Vuelta al País Vasco?

-Principalmente, saldar la cuenta pendiente que tenía conmigo mismo y con el equipo. Quería conseguir una victoria a título individual, no por equipos, que ya llevaba tres. Es un victoria de las gordas. En casa, en una prueba WorldTour y delante de los mejores corredores del mundo. Estoy encantado.

Llevaba casi tres años sin ganar...

-Para mí era demasiado. Estaba empezando a desesperarme. Los años pasan y cada vez es más difícil. Lo he hecho con mi sello, al estilo Samu. Siendo el más fuerte en la parte final de una etapa muy dura.

Y le ha costado, pues en el paso por Jaizkibel se ha quedado cortado, aunque finalmente ha podido engancharse de nuevo con el pelotón.

-La verdad es que sí. Ha estado muy peleado desde el principio, en Jaizkibel me he quedado cortado con todo mi equipo. Pero bueno, gracias a ellos hemos empalmado y victoria.

¿Es consciente de lo logrado?

-Ha sido una batalla increíble. No me lo creo. Ahora día a día. Hoy un premio para mí. Con 38 años volver a levantar los brazos en mi carrera talismán ha sido un sueño, un sueño de veterano.