vitoria - El 5 de mayo cerrará oficialmente su primera temporada al otro lado del charco con un balance altamente satisfactorio. Atrás habrán quedado los ocho meses más intensos de la todavía corta carrera profesional de Jon Ander Cuadra, una de las grandes promesas del baloncesto vitoriano que a sus 19 años anhela labrarse un nombre en el mundo de la canasta. Pese a que el contexto de crisis debería favorecer en teoría las oportunidades a jóvenes de su estirpe tanto en LEB Oro como la ACB, en su caso no se daban las condiciones para seguir en España y decidió hacer las Américas en busca de un buen porvenir a nivel deportivo y también laboral.
Porque, al margen de poder desarrollar su gran hobby de meter canastas, Jon Ander no estaba dispuesto a descuidar unos estudios siempre fundamentales para cualquier joven de su edad. Su vía de salida fue la NCAA estadounidense, la competición que acoge a las futuras estrellas de la NBA y que ayuda a compatibilizar ambas cosas. Gracias a una beca que le permite sufragar todos los gastos derivados de una experiencia tan apasionante, el hijo de quien fuera jugador del Baskonia entre los años 1980 y 1983 -Mikel Cuadra- se ha enrolado en los Camels de la Universidad de Campbell, ubicada en Carolina del Norte y donde cursa estudios de Empresariales.
El pasado 3 de marzo terminó para Jon Ander su primera temporada como freshman, pero las clases y la búsqueda de una mejor condición física continúan centrando el día a día de este ala-pívot vitoriano que desde bien pequeño ha decidido madurar lejos de su Vitoria natal. Antes de emprender hace casi un año el sueño americano, ya jugó a gran nivel en Barcelona, Valladolid, Las Palmas o Bilbao dejando pinceladas de calidad y llamando la atención de los ojeadores estadounidenses. “La experiencia está siendo enriquecedora e increíble. Esto es otro mundo en todos los sentidos”, describe el vitoriano, que comparte habitación junto a los tres novatos del equipo, todos ellos de nacionalidad estadounidense.
La llamada de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se produce por la noche hora española -mediodía en Estados Unidos- en uno de los contados ratos libres de que dispone. El despertador suena pronto, a las 7.30 horas y, tras el imprescindible desayuno para cargar fuerzas, por las mañanas compatibiliza las clases con un intensivo trabajo de pesas. A partir de las 14.30, se entrena por espacio de tres horas en una rutina que se repite un día sí y al siguiente también.
“Las notas, de momento, muy bien. El idioma es lo único que tengo que currarme y es lo más difícil. Tenía una base, pero luego he aprendido más cosas. Es un inglés cerrado. Si te pilla uno con acento country, peor”, razona Cuadra, que reside en la propia residencia de la universidad, ubicada a solo 45 minutos de Raleigh, la capitad del estado de Carolina del Norte y una ciudad donde, al igual que en Vitoria, se respira baloncesto por todos sus costados.
Los viajes en jet privado Pese a llevar poco tiempo, el rostro del vitoriano ya es muy conocido en un centro donde convive junto a otros deportistas de alto nivel. De hecho, Jon Ander ha entablado amistad con europeos que practican otras modalidades como el golf. “Me conoce todo el mundo por la calle. En el campus a los atletas se les detecta rápido y en la ciudad también me conocen. Además, al venir de España y ser el único europeo del equipo, eso les impactó bastante. Aquí gusta mucho el baloncesto. El pabellón se ha llenado cuando el equipo tenía un récord positivo. Ha habido partidos con 4.000 personas en las gradas, pero cuando entras en una mala racha ya no vienen tanto. Cuando perdimos nueve seguidos, algo que nos mató, el pabellón no estaba tan lleno”, rememora.
Son pocos meses los que lleva al otro lado del charco, pero suficientes para que su cuerpo haya experimentado una transformación notable. Para triunfar en la potente NCAA, la primera premisa es contar con un físico privilegiado y en esta ardua tarea anda sumergido. Su figura era demasiado liviana y ahora, sin embargo, ya ha ganado cerca de siete kilos de masa muscular gracias a interminables sesiones de pesas. “Vine aquí con 195 pounds y ahora estoy con 208. Estaba muy delgadito y ahora soy más fuerte, aunque aún me queda. Aquí predomina el físico en el juego y necesitas aguantar a esta gente que está bastante cachas. Cualquier negrillo pesa 120 kilos y tienes que estar preparado para aguantarle”, puntualiza Jon Ander.
En cambio, hay algo de su hogar natal que añora especialmente como los impagables cocidos de su madre. En un país gigantesco como el norteamericano, la comida basura es algo de lo que trata de huir a toda costa. “No hace falta decir que es mucho peor y está a años luz de España. Sigo una dieta a base de pollo frito, arroz, pastas... También puedo comer hamburguesas porque quemo muchas calorías. Los que no juegan a nada, su dieta es mala. Hay vainas, pero no son como las verduras que comes en Vitoria. Tampoco conocen lo que es una lenteja o una legumbre. En cuanto a pescado, apenas hay algo de salmón. Lo primero que haré cuando vuelva a casa será comer unas buenas alubias con chorizo de mi madre, algo cañero”, bromea el baloncestista, que también desgrana algunos de los lujos de esta excitante experiencia. “Hemos viajado en jet privado dos veces. Era de un amigo del dueño. Por lo visto, tiene bastante pasta y nos lo ha dejado. Todo el tema de instalaciones y transportes es mucho más cómodo y mejor incluso que un equipo de ACB”, aclara.
Edad. 19 años (13-9-1996).
Altura. 2,04 metros.
Trayectoria. Dio sus primeros pasos en el Baskonia, al que llegó con 7 años tras ser captado por Asier Alonso y donde militó en su equipo infantil. También ha jugado en Barcelona, Valladolid y Las Palmas. La pasada temporada promedió 17 puntos en el Centro de Estudios Mikeldi vizcaíno de EBA.
Equipo actual. Los Camels de la Universidad de Campbell. Compatibiliza sus estudios de Empresariales con el baloncesto. Siendo freshman -novato-, ha disputado esta temporada siete partidos con promedios de 1,9 puntos y 1,1 rebotes.