Muchas lunas atrás, todas las que caben en un año, Mikel Landa encontró la paz en una subida despiadada, en una aguja de brea. En Aia, el alto que es un tan vertical que en Nueva York hubiera nacido rascacielos, el ciclista alavés se acodó en el gozo, en el alivio. Al fin ciclista. Vencedor en una cuesta cuyo nombre es un onomatopeya del dolor de piernas: Aia. Allí, en la Vuelta al País Vasco, Mikel Landa encapsuló un invierno redactado por la enfermedad. Citomegalovirus. Una palabra extraña que noqueó al alavés y le sumió en las dudas. Landa recompuso el puzzle de su figuro. Desde Aia desató un año magnífico, estupendo en el Giro, donde cosió dos etapas a su pechera y cató el podio de Milán. Más tarde envolvió con papel de regalo la Vuelta a España que reposa en el estantería de Aru.
Aquel prodigioso año le lanzó al estrellato. El Sky, el equipo, que colecciona luminarias, lo pegó a su álbum de cromos. Su estreno en el equipo británico, sin embargo, resultó trompicado, nuevamente laminado por un físico que padeció los rigores del invierno. Las defensas bajas doblegaron a Mikel durante semanas y le desenfocaron el calendario. Tuvo que resetear. Volver a empezar. Déja vù. De nuevo en 2015, aunque el almanaque vibraba en 2016. El organismo le negó hasta que le dio un respiro y Landa se levantó de un respingo. Tiene facilidad en coger la forma. Eso le destaca. Amaneció Landa en la Settimana Coppi e Bartali el 24 de marzo. Cuatro días de competición. En Italia se mostró. En Garrastatxu, demostró.
“Muy feliz” Ganador y líder. El material de los sueños. “Es muy bonito. Nunca en mis sueños más salvajes hubiera pensado que podría ganar hoy (por ayer)”, dijo Mikel Landa, que reconoció estar “muy feliz” en la azotea de Baranbio, una subida próxima a su hogar en Murgia. Esa circunstancia, el conocimiento exacto del puerto, empujó aún más al alavés en su camino a la gloria. “Estaba muy cerca de mi casa, a sólo 15 kilómetros, y la conozco muy bien. Eso me ayudó a conseguir la victoria”, describió Mikel Landa, guardián del liderato en el Sky, que se encuentra en una situación inmejorable. “Sergio y yo estamos primero y tercero después de la primera etapa de montaña que es muy importante y eso es una gran motivación para nosotros. Vamos a luchar por la victoria en la general”, cerró Mikel Landa, que se retrató en Garrastatxu. Foto para el recuerdo y postales desde Aia.