barcelona - Existen multitud de abrazos; los hay tiernos, de cariño, de despedida, de reencuentro, de amantes, de pagafantas, de amigos, de familiares, de aficionados? Un universo inabarcable el de los abrazos. En ese pantone de sentimientos, sobresalió Nairo Quintana, fundido a Winner Anacona, su compañero de equipo. Lo envolvió Quintana entre sus brazos. La unión simbolizaba el agradecimiento por el tajo realizado para la consecución de la Volta a Catalunya, trofeo que reposa en la vitrina del colombiano. El achuchón de Nairo fue una muestra de reconocimiento al trabajo de sus camaradas del Movistar; mosqueteros con el buzo de mahón en la etapa final, un día presidido por una larga escapada que sonrió al ruso Alexei Tchatevic, que venció en el sprint final a su compañero de fuga, Primo Roglic. Para abrazar a Anacona en Montjuïc, remate de la carrera, Nairo Quintana practicó antes el abrazo del oso, un estrujón que nada tuvo que ver con las caricias y sí con un elemento de defensa personal, una llave de judo para blindarse. Tuvo que esmerarse en su aplicación el colombiano, atacado desde varios frentes. La montaña mágica fue un avispero, un tatami.

A Nairo Quintana lo enfocaron Contador, Froome, Van Garderen, Martin, Aru? Todos ellos repletos de orgullo en un final trepidante, con mucho redoble y rock&roll desde que el madrileño lanzara a Tosatto y embarcase a Trofimov para hacer descarrilar el convoy del Movistar, el vagón en el que Quintana observaba el paisaje. El respingo del Tinkoff, atizado por el insumiso Contador, siempre dispuesto para el claqué de la refriega, mostró las costuras de la muchachada del Movistar, apurada por el sofocón, por un instante en los huesos. Quintana, su mirada en el dorsal de Contador, reaccionó de inmediato. Grácil, ágiles las piernas, convencido de su gobierno, estupendo en la Volta, se tachonó sobre la pasión de Contador y ordenó parar. Sus muchachos recompusieron el puzzle.

Ocurrió que el eco del tambor del madrileño retumbó y la carrera entró en éxtasis. Frenesí. Aunque lejos de Nairo, Aru, incorregible, travieso y osado, se agarró a la autoestima y a la fe para dejar su huella en la última ladera de la Volta. Barguil y Vervaeke se unieron al italiano, más borroso de lo que se esperaba en su primer encuentro con Quintana, Contador y Froome, con los que competirá en el Tour. No tiene Aru otro registro que no sea el de dar un paso al frente. Nairo Quintana, atento y fuerte, le esquiló el atrevimiento. El colombiano manejaba los hilos de la carrera. Suyo era el joystick.

Paró Aru y se perfiló Chris Froome, que sopesa correr la Vuelta a España. El británico, en barbecho desde el Herald Sun Tour, después cobijado en Sudáfrica, también se personó en el asalto a Quintana, rey de Catalunya. El colombiano repelió la agitación del inconformista Froome al igual que domesticó al bravo Contador, de nuevo brincando sobre el trampolín de Montjuïc, una montaña rusa de sensaciones, territorio escueto sin embargo para desestabilizar a Nairo, guardián de siete segundos, suficiente para la gloria. “Es una victoria increíble, igual de las más sufridas que he tenido en toda mi carrera deportiva. Gracias al equipo, que ha trabajado fenomenal toda la semana, podemos celebrarlo, dijo Quintana para cerrar el cofre de su tesoro, tan valioso como sus abrazos.

Última etapa

1. Aleksei Tcatevich (Katusha)3h.13:33

2. Primo Roglic (Lotto-Jumbo) m.t.

3. Jarlinson Pantano (IAM)a 14’’

4. Wouter Poels (Sky)m.t.

5. Daryl Impey (Orica)m.t.

General final

1. Nairo Quintana (Movistar)30h50:19

2. Alberto Contador (Tinkoff) a 7’’

3. Daniel Martin (Etixx) a 17’’

4. Richie Porte (BMC) m.t.

5. Tejay Van Garderen (BMC)a 27’’