Zurich - La sospecha de que pueda producirse un pucherazo ronda las jornadas previas al congreso extraordinario de la FIFA, que el próximo viernes se reunirá en Zurich para elegir a nuevo presidente que sustituirá al suizo Sepp Blatter, descabalgado del poder en el máximo organismo del fútbol mundial a causa de los numerosos escándalos producidos en su seno.
Son cinco los candidatos al cargo, y uno de ellos, el príncipe jordano Ali bin Al Hussein, único contrincante de Blatter en las elecciones del pasado mes de mayo y con escasas posibilidades de ser elegido, según todos los indicios, ha recurrido al Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) para que anule las elecciones por miedo a que el sistema previsto favorezca la compra de voluntades.
El candidato jordano quiere que se instalen cabinas de voto transparente ante el temor de que los electores puedan sufrir presiones y, una vez en la cabina de voto, fotografíen su papeleta para demostrar que han entregado el voto al candidato adecuado.
“Solo una cabina transparente permitiría probar que cada votante pueda votar con su alma y su conciencia y que no haya un voto forzado, impidiendo a los votantes fotografiar su papeleta para demostrar que han seguido una eventual consigna de voto”, señalaron ayer en un comunicado los abogados franceses de Ali Bin al Hussein, Francis Szpiner y Renaud Semerdjian.
Los letrados argumentan su recurso al TAS porque la FIFA se ha “opuesto a la petición de un proceso acelerado” para dirimir sobre la cuestión.
“En lugar de aceptar la proposición del príncipe Ali de habilitar cabinas transparentes, constatamos que la FIFA solo ha hecho una petición para que los votantes dejen su teléfono móvil en el momento de ir a votar”, precisaron los abogados.
El TAS se ha limitado a registrar una “petición urgente” de Ali bin Al Hussein para que imponga “medidas cautelares” para salvaguardar la “integridad” del proceso de votación.
la respuesta, mañana El TAS, mediante un comunicado, se limita a señalar que “la FIFA ha sido invitada a mandar por escrito sus alegaciones a los requerimientos del Príncipe Alí”, añadiendo que la decisión sobre esas posibles medidas cautelares se anunciará “no más tarde de la mañana del jueves 25 de febrero de 2016”, un día antes de que los 209 miembros de la Federación Internacional acudan a las urnas.
Ali bin Al Hussein es uno de los cinco candidatos que optan a la presidencia de la FIFA, cargo para el que hay dos claros favoritos: el italo-suizo Gianni Infantino, secretario general de la UEFA; y el presidente de la Confederación Asiática de Fútbol (AFC), el jeque bareiní Ebrahim Al Khalifa. El francés Jerome Champagne y el sudafricano Tokyo Sexwale completan la lista de aspirantes a presidir un organismo carcomido por la corrupción.
Precisamente la regeneración de la FIFA será la primera tarea que tiene que afrontar el nuevo jefe. Un presidente que, paradójicamente, si se cumplen los temores del príncipe jordano, podría acceder al poder utilizando los perversos mecanismos que pretende desmontar.
La concesión a Rusia y Catar de los Mundiales de 2018 y 2022 fue uno de los principales detonantes que pusieron a la FIFA patas arribas y terminaron con la carrera de Blatter, su presidente durante 17 años. Activó la Justicia estadounidense (EEUU competía con Catar y perdió), abrió la vía judicial suiza, puso en entredicho el sistema para elegir las sedes y contribuyó de forma decisiva al desmoronamiento de una estructura que la FIFA busca superar con las reformas que emprenderá esta semana.