Duración: 1h 19:59 minutos de juego; 45:14 de juego real.
Saques: 2 de Elezkano II (tantos 16 y 21) y 1 de Bengoetxea VI (tanto 18).
Pelotazos: 677 pelotazos en juego.
Tantos en juego: 7 de Elezkano II, 3 de Urrutikoetxea, 7 de Bengoetxea VI y 2 de Untoria.
Errores: 4 de Elezkano II, 4 de Urrutikoetxea, 4 de Bengoetxea VI y 5 de Untoria.
Marcador: 0-1, 1-2, 2-2, 2-3, 3-3, 3-4, 4-5, 5-5, 7-6, 8-6, 9-7, 10-7, 10-8, 11-8, 14-11, 18-12, 19-15, 19-16, 20-16, 21-17 y 22-18.
Botilleros: No hubo botilleros al ser las dos parejas de la misma empresa.
Apuestas: Se cantaron de salida posturas de 100 a 90 a favor de Bengoetxea VI-Untoria.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada del Parejas de Primera. Frontón Ezkurdi de Durango.
Durango - Las fronteras son marcas con una regla y un lapicero. Mikel Urrutikoetxea es fronterizo, como los westerns de John Ford, al ubicarse en el cruce de caminos entre los cuadros largos y los alegres con facilidad, al adaptarse a todo el frontón con los colores del camaleón. El pelotari de Zaratamo afrontaba ayer su primer asalto en la búsqueda de la excepción, aferrado a una posición que no es la suya, pero para la que sus dos manos se aferran con facilidad: por su movimiento, por el despeje de pelota, por la velocidad de antebrazo y la palanca que detenta. Durango fue la primera prueba del experimento de Urrutikoetxea en el presente Parejas como guardaespaldas en Asegarce, acompañado por su vecino Danel Elezkano, y las sensaciones fueron positivas. Y su partido, para enmarcar. Tiene grandes virtudes el vizcaino, recientemente coronado campeón del Cuatro y Medio y rey del Manomanista en verano, para afrontar cada una de las pruebas que por delante se le ponen. No hay techo que le frene. ¿Cuál es el límite? La zaga, no. Eso está claro.
Y es que, ya reconocían Oinatz Bengoetxea y Álvaro Untoria, al que superó en pegada, que sabían que se iban a encontrar a un pelotari total, a una rara avis, un tipo, Mikel, capaz de subir el Himalaya de la zaga o encontrar oro cerca del frontis. Urrutikoetxea está en el medio. Es un todoterreno. Ayer rindió espectacular.
La suma de los zaratamoztarras en un dueto inopinado, que jamás hubieran soñado, alumbró un bloque con pocas fisuras, capaz de aguantar carros y carretas y en el que destacó Urrutikoetxea porque no cedió y Danel, atrevido, buscó sacar petróleo a su remate de zurda. Lograron imponer su ley, sobre todo, tras adelantarse 18-11 mediado el encuentro. El punto negativo fue que el campeón, en una pelota mala, que quiso alcanzar en el ancho, se hizo daño en el tobillo derecho, que “le preocupa”. Los médicos de Asegarce aseguraron que se puede tratar de un esguince de grado I, que le sujetaron con una venda y pudo concluir el partido.
Maquillaron el resultado los actuales campeones después ese momento hasta el 22-18 en el que mostró autocrítica Oinatz por rendir a fogonazos en ataque, aunque en defensa asumió mucho trabajo y mostró que tiene piernas para aburrir.
Duro y complicado el partido, el inicio fue kilométrico, una tortura para los cuatro manistas en liza y toda una declaración de intenciones. En los primeros dos tantos, que fueron azules, el partido se alargó casi a los cien pelotazos. Una barbaridad. Urrutikoetxea, sobre el que estaban puestos los focos por ser la incógnita, anunció por qué está en el Olimpo actual de la pelota a mano profesional. Trabajó. Danel, por su parte, estuvo descarado, defendiendo mucho con la derecha cuando le buscaba Oinatz y tratando de encontrarle con la izquierda. Aun así, se escaparon los campeones hasta el 0-2.
Se igualó la contienda en el 2-2, el 3-3 y el 5-5, sin apenas diferencias y con excedente de pelotazos. Untoria, zaguero trotón, no dominaba a Urruti, pegón, mandón, autoritario. Emperador. Rompieron a volar los colorados cuando el najerino sufrió los rigores de un envite que apuntaba a maratón y Oinatz no atinó en pelotas francas, cerca del tanto, en las que regaló el dominio y el cartón se les escapó.
Abrieron fallas los vizcainos hasta el 10-7 y el 13-8 planteando un despliegue soberbio, sin estridencias, que les dio la clave. Porque, rocosos y peleones sus rivales, no terminaron de redondear la contienda, montados en una montaña rusa en los momentos clave. No jugaron mal los campeones, pero les tumbaron los detalles.
El empaque de los colorados desnortó el partido. Mikel se torció el tobillo con un cable de televisión en la contracancha en el 16-11 y los dos tantos siguientes estuvo cojeando. Se echó Elezkano II, suplente de Olaizola II, el partido a la espalda y le salió cara con dos remates que alargaron la distancia. 18-11. El descanso benefició a los azules, pero solo fue un parche.