madrid - El equipo campeón de la Serie A, de la Copa italiana y subcampeón de Europa ha arrancado titubeante la presente temporada. La emigración de sus pilares, de Tévez, Pirlo y Vidal, ha dejado raquítica la estructura de la Juventus, que ha protagonizado el peor comienzo de campaña de su historia. La Vecchia Signora que dirige Massimiliano Allegri se ha visto de nuevo obligada a reinventarse, necesitada de ídolos -porque Pogba no abarca lo de los tres anteriores juntos-, como cuando cayera al pozo de la B a causa del Moggigate, el fraude deportivo más escandaloso del fútbol italiano, que trajo una desbandada de talento, a pesar de que algunos, Del Piero, Buffon o Nedved, decidieron no abandonar el barco.
Italia lleva años siendo una liga exportadora ante el músculo financiero de otras competiciones. Pero la venta de Vidal dejó en las arcas de la Juventus una bolsa para reincorporaciones que fue a parar casi íntegramente a la contratación de Paulo Dybala, un desembolso de 32 millones de euros con cláusulas que puede ascender a 40. Dejaba el club un jugador contrastado y llegaba otro aún por madurar, con las lógicas dudas acerca de su potencial. Para el futbolista argentino, este salto a un grande a escala mundial era la prueba de fuego futbolística.
Dybala llegaba al equipo bianconero procedente del Palermo, club al que ayudó a ascender a la Serie A en la 2013-14 y con el que anotó 13 goles en 34 compromisos en la cúspide del fútbol italiano. Pero antes, Dybala había dejado atrás una gloriosa temporada en Argentina. Allí, con el Instituto de Córdoba, afincado en la división de plata, vivió un seguimiento informativo sin precedentes, debido a que entonces compartía categoría con el River Plate después de padecer este el primer descenso de su historia. Dybala se benefició del escaparate y llevó su fútbol a todos los rincones de Argentina.
Incluso, traspasó las fronteras mediáticas de su país con 17 goles en 40 partidos. A sus entonces 17 años, Dybala batió con el Intituto de Córdoba la marca de Mario Kempes que databa de 1972, como el jugador más joven de la historia del club en conseguir un gol; El Matador convirtió a los 18 años. Además, en ese curso 2011-12, Dybala marcó en seis partidos seguidos, lo cual suponía una nueva marca para una entidad que además batió sus mejores registros a nivel de puntos (70). Ese curso alzó la reputación de Dybala hasta ser considerado la mayor promesa del fútbol argentino. Si bien, también llegó su primer gran revés, al no poder materializar el ascenso. Pero el Palermo le devolvió la alegría. Invirtió 12 millones de euros para contratarle. Ahí prosiguió su escalada antes de llegar a la Juventus. Permaneció tres campañas: en la primera descendió, en la segunda ascendió y en la tercera se consagró en el Calcio. Así, fichó por el campeón de Italia.
En los 15 partidos que se han celebrado de la Serie A, ha intervenido en la mitad de los goles que suma la Juventus, que son 22: ha firmado 7 tantos, 3 asistencias y un centro suyo propició el gol en propia meta de la victoria por 0-2 frente a la Lazio este pasado fin de semana, en la que logró además el otro gol, un auténtico golazo. El octavo tanto de los ocho que ha marcado en su nuevo equipo fue el primero, en la final de la Supercopa de Italia, el día de su debut, en el que se alzó campeón, con buen pie. “Paulo es un gran jugador, con mucho futuro. Confiad en mí, dará que hablar en los próximos años”. Dybala es el futuro, vino a decir el mismísimo Messi sobre su compatriota. Pero lo cierto es que Dybala es también presente.
A sus 22 años, se ha echado la Juventus a la espalda. Ávido el club de nuevos tótems, ha ocupado ese rol en la Vecchia Signora, que a pesar del mal inicio se encuentra actualmente a 6 puntos del liderato, que es del Inter de Milán, merced a una racha de cinco victorias seguidas. El liviano Dybala empezó el año jugando de delantero, pero Allegri le ha pedido que entre más en contacto con la pelota, que caiga a la posición de mediapunta, que se infiltre entre líneas, que rompa el esquema rival. Lo hace. Desde la retaguardia de Mandzukic ha mejorado los registros de Del Piero y de Tévez en sus primeros partidos con la Juventus.
De ahí que haya medios de comunicación que ya estén especulando con su futuro. Ayer publicaban varios diarios españoles que el Barcelona está preparando 60 millones de euros para ficharle. Desde luego, en Italia es actualmente un fenómeno mediático, la gran sensación en lo transcurrido de la temporada. Las dudas sobre su precio se han esfumado en un país donde la nostalgia evoca al pasado preocupada por tildar a nuevos héroes en un fútbol que ha ido cediendo cuota. “Dybala líder, la Juve es suya”, decía el Corriere dello Sport, que llevaba a su portada al joven, como el resto de los diarios, en los que ha monopolizado cabeceras. “Maradybala”, titulaba Tuttosport. La Joya, le apoda el pueblo seguidor del Calcio, que vibra con su talento. La Juventus, Italia, brindan por su nuevo ídolo.