Bilbao - Juan Martínez de Irujo terminó la final desencajado, con la sensación de haber echado a perder una oportunidad de oro. La txapela era suya, tuvo un colchón amplio con el que poder especular, pero perdonó y cuando Mikel Urrutikoetxea resurgió de sus cenizas, el navarro se vino abajo, mientras veía cómo el campeonato del Cuatro y Medio se iba directo para Zaratamo. “20-10, partido resuelto, pero hay que matarlo. He metido la pata hasta el fondo. Me he podido llevar una txapela y no ha sido así, aunque sí me sirve de lección para la próxima, con eso me quedo”, explicó Irujo al poco de que Urrutikoetxea consumara una remontada histórica.

El delantero de Ibero no restó méritos a su oponente y valoró el trabajo realizado en la segunda parte del encuentro por Urrutikoetxea: “Ha ganado él porque se lo ha merecido y punto. Ha hecho una segunda parte perfecta, no ha hecho ningún regalo”. Una final marcada por la dureza, en la que los dos pelotaris pasaron altibajos físicos y el depósito de energías resultó fundamental para dar los últimos pelotazos. Pero Irujo no quiso buscar excusas y se centró en su mal día. “Me he encontrado bien de fuelle. Patxi me dijo para sentarme y yo quise seguir jugando. El problema no ha sido el físico”, añadió.

Ni el físico, ni el buen hacer de Urrutikoetxea, la clave para Martínez de Irujo fue el “miedo”. Con la txapela al alcance de la mano, el navarro se bloqueó y las manos dejaron de responder con la solvencia de los primeros tantos. “He tenido tres o cuatro pelotas para romperlas y se me han caído. No he hecho nada y así no se puede ganar”, subrayó el subcampeón de la jaula, que se sintió impotente al desperdiciar el 10-20: “El colchón era bueno, pero no ha valido para nada. He pegado en la txapa, luego otra txapa, una volea que he fallado? Pensaba que ya haría alguna estando en la cancha y que Mikel fallaría alguna, aunque no ha sido así”. - J. Victoria de Lecea