Vitoria - Eliud Kipchoge es un atleta keniano de 31 años y notable trayectoria en el tartán, sobre todo en la prueba de 5.000 metros. Hace unos años se pasó a la ruta, y sobre los 42 kilómetros del maratón está acreditando algo que va más allá de su calidad incuestionable: regularidad. Ha ganado en Hamburgo, Rotterdam, Chicago, Londres y Berlín, siempre por debajo de las 2h06, y casi siempre cerca de las 2h04. El domingo atravesó triunfador la Puerta de Brandemburgo y dejó su mejor registro personal en 2h04:00, un logro que está dando la vuelta al mundo por las circunstancias en que se produjo. En el ecuador de la prueba, las plantillas de Kipchoge comenzaron a deslizarse bajo sus pies, y terminaron más fuera que dentro de sus zapatillas, de la marca estadounidense Nike, malparada tras lo visto en Alemania. Él nunca se detuvo, pese a los claros inconvenientes que supone correr así.

el podólogo Este periódico ha pulsado la opinión al respecto de diversas voces autorizadas, comenzando por Antonio Martínez, podólogo de la Policlínica Gipuzkoa. Por su consulta pasan estas semanas numerosos atletas populares que buscan las mejores condiciones para afrontar con garantías distintas pruebas de larga distancia. Y a ninguno se le salen las plantillas. “No conocemos ningún caso así entre nuestros clientes. Aunque el material con el que trabajamos no es tan flexible como el que llevaba Kipchoge. Las suyas no eran plantillas preparadas. Se trataba del material estándar que viene con cualquier zapatilla que compremos”.

En esta última circunstancia, unida a las características del atleta, a las de su calzado y a la humedad, pudo estar la clave de lo que le sucedió en Berlín. “Cuando corremos, todos vamos empujando la plantilla que llevamos hacia atrás. Pero no se sale, porque el calzado tiene un contrafuerte en el talón, porque también pisamos con la zona del calcáneo... En el caso de Kipchoge se sumaron muchas circunstancias. Sus plantillas no son rígidas. Con algo de sudor, pudieron volverse más resbaladizas. Su técnica de carrera, la de la mayoría de africanos, le lleva a realizar los apoyos con el metatarso, coloquialmente de puntillas, y no con el talón, lo que puede favorecer el movimiento en cuestión. Y luego está el material de sus zapatillas. Cada vez son más ligeras y livianas, por lo que su zona del talón puede perder efectividad a la hora de ejercer de contrafuerte”.

Antonio Martínez tiene claro que el incidente provocó en Kipchoge molestias colaterales a las propias de un maratón. “Perdería gran parte de la amortiguación en sus apoyos. Y eso pisando solo con el metatarso, que no es precisamente el hueso más preparado para el impacto... La zona se le resentiría, pero es que además sufriría varias sobrecargas adicionales en la zona del tríceps sural: gemelos, sóleo y tendón de Aquiles”.

el experto en material Carlos Bengoetxea es director técnico del Maratón de Donostia y además regenta una tienda especializada -Robers- que es una de las referencias de los runners vascos en cuanto a calzado. “Lo que pasa es que las zapatillas que utilizó Kipchoge no tienen mucha presencia en el mercado. Estamos hablando de un tío de cincuenta y pocos kilos que pisa como pisa, que no apoya el talón, y que corre cada kilómetro por debajo de los tres minutos. Muy pocos pueden ponerse su calzado”.

Bengoetxea se aventura a pronosticar que Kipchoge “iría deseando que las plantillas se le salieran del todo, para correr sin ellas”. “Piensa que pisaba sobre dos alturas distintas. Parte del pie, sobre la plantilla. Y la otra parte, solo sobre la suela. Creo que el gran problema sería ese. Porque, por mucho que la plantilla se deslizase, veo difícil que sufriera problemas de rozaduras en la zona de los dedos. Estas zapatillas apenas tienen costuras”, agrega este experto en la materia, quien ve complicado que Kipchoge estrenara nada el día en que intentaba asaltar el récord del mundo (2h02:57). “Eso sería una temeridad. Yo la única lógica que le puedo encontrar a todo esto es que, con los impactos, el calzado se fuera desintegrando y le entrara algo de arenilla, lo que habría provocado todo. Pero, bueno, el caso es que me pareció alucinante”, concluye.

el atleta Para el atleta Edu Gallego, metido de lleno en la preparación del Maratón de Donostia, que se celebra el próximo 29 de noviembre, la versión es clara. “Actualmente estoy corriendo unos 100 kilómetros por semana. Alguno más caerá cuando llegue la fase de carga. Así he entrenado para varios maratones. Y nunca se me ha salido la plantilla, aunque las que yo llevo son de material más rígido. El domingo corrí la carrera de las 5 Millas por la Salud Mental y al terminar miré a ver qué había pasado en Berlín, sobre todo porque sabía que corría Iván Fernández. Lo primero que pensé es que a Kipchoge esas zapatillas le quedaban grandes. Me extrañó mucho todo”. Gallego destaca la fortaleza mental que exige correr un maratón cuando las circunstancias no acompañan. “Lo que más me llama la atención es que lo de las plantillas no le afectara a nivel psicológico. Siguió hacia adelante, ganó una prueba como la de Berlín y consiguió una gran marca, que me imagino que habría sido mejor en condiciones normales. Porque el problema que tuvo le penalizaría, seguro”.