tarazona - Gasteiz, la Green Capital, es el paraíso, el vergel donde se posa el nudo gordiano de la Vuelta que se impulsa hoy al retablo montañoso del norte, a un desierto repleto de púas. Tres días en el que cribar la carrera con llegadas en dos puertos especiales: Fuerte del Chivo hoy y Quirós, el lunes, y entre medias, un primera: Cabrales, mañana. Será el tránsito en el que los mejores escaladores de la general, Fabio Aru, el líder, y Joaquim Rodríguez, segundo, deberán alejar la amenazante estampa del inesperado Dumoulin, tercero en la clasificación y el dueño del reloj, que tamborilea los dedos pensando en el miércoles. El holandés ansía Burgos, el paisaje de la contrarreloj, que alumbrara después de las tres jornadas por las nubes y la de descanso. “El lunes se quemarán todos los cartuchos porque luego no quedarán llegadas en alto en la última semana de carrera”, expone Purito, consciente de que al igual que Aru está obligado a recolectar una cuantiosa renta para resistir el caballaje de Dumoulin, que en el amanecer de la Vuelta era un gran contrarrelojista y hoy se presenta como un solvente montañero que en la etapa reina de Andorra y en las anteriores llegadas cheposas, sostuvo la mirada a los mejores. De hecho, Dumoulin sonrió victorioso en Cumbres del Sol. “Es un gran corredor, le conozco desde hace bastante tiempo, estuvo en el Tour del Porvenir que gané y no es una sorpresa. Tienes que tener bastantes cojones para dejarlo en las subidas”, pronostica Esteban Chaves, que pujó con el holandés por el liderato durante la primera semana, hasta que Andorra, su afiladísimo perfil, cubrió de rojo a Fabio Aru que duerme a pierna suelta en estos días de gloria. No le aprieta la casaca roja al italiano. “He dormido bien, he descansado. No me condiciona ser el líder. Estoy tranquilo. Sólo pienso en llegar así al final de la Vuelta”, describe el sardo, cómodo en la mullida piel de líder. Aunque se dice sereno, el italiano, segundo en el Giro, no pierde detalle. Anota y levanta el cuello para escrutar los tres días que vienen. Fuerte oleaje en el horizonte. “Llegan etapas importantes. Vamos a ver cómo responden las piernas. Yo me encuentro bien y mañana (por hoy) probaré algo”, resuelve Fabio Aru, el líder que corre a toque de corneta, inclinado sobre el manillar. El sardo necesita almacenar un buen puñado de tiempo para soportar a Dumoulin en Burgos. “No sé cuánto necesito para afrontar la contrarreloj de Burgos ante rivales como Dumoulin. Ahora lo importante es pasar los tres próximos días y ver cómo queda la carrera”. Escudriña Fabio Aru a quienes le persiguen y si bien el colmillo del holandés es el que más teme, el sardo asume que “Tom Dumoulin no es el único rival. Está Purito, la dupla de Movistar con Alejandro y Quintana... No hay que infravalorar a nadie”. Purito maneja el mismo discurso. “Ahora mismo, los rivales son todos”. Descatalogado Chris Froome, pensando en la rehabilitación de su maltrecho pie derecho tras la caída en Andorra; deshabitado Nairo Quintana, con la salud quebradiza que no le deja ser quien es - “ahora llega la montaña, con etapas importantes, aunque tengo que ver la respuesta del cuerpo. Espero ratificar que me encuentro mejor”, dice- y con Valverde gastado por el Tour, -“están siendo unos días muy duros y se hace lo que se puede. Durante el Tour estaba muy bien, ahora me noto más cansado”.
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