Vitoria - La Liga ACB se ha cerrado a cal y canto, no en la teoría pero sí en la práctica, para aquellos que solo pongan por delante sus méritos deportivos. Sin dinero, no hay élite, como queda demostrado en el hecho de que solo dos de los últimos ocho clubes que se ganaron el ascenso en la cancha han podido culminarlo. La máxima categoría ha ido perdiendo presencia en ciudades de tamaño medio que saben que van a tener muy complicado volver a ver partidos de la, hasta ahora, mejor competición europea.

Plazas como Burgos, que ha fracasado en el intento tres años seguidos, y Ourense, que ya estuvo en la ACB y ahora le han dado con la puerta en las narices, son las víctimas de este verano, pero antes lo fueron Alicante, Gijón, Torrelavega, Cáceres, León, Girona, Menorca o Valladolid, que han cayendo en este siglo de una torre con una base muy poco firme y será difícil que vuelvan a subirse mientras no cambien las condiciones. Sin el apoyo institucional, como el que tuvo Andorra, que al fin y al cabo es un país, resulta imposible que nadie entre en la ACB, que parece conformarse con lo que tiene, con lo malo conocido, y rechaza dar cabida a nuevos mercados que puedan extender el interés por la Liga Endesa a partir de algo que parece elemental: que lo que se consiga en la cancha no se pierda en los despachos, donde los intereses pueden estar alejados de lo deportivo.

Esta situación contrasta con lo que ocurre en Europa ya que en los últimos años han florecido, renacido e, incluso, triunfado proyectos exitosos en ciudades pequeñas, que conseguirán proyección internacional gracias al baloncesto. El deseo de algunos dirigentes de promover este deporte desde las grandes capitales está resultando, en muchos casos, un fiasco, simplemente porque esas ya cuentan con una oferta de ocio muy amplia y no siempre el baloncesto es de las primeras opciones para sus habitantes.

mercados pequeños En cambio, el baloncesto sí está triunfando en localidades como podrían ser Burgos u Ourense. Por ejemplo, Italia presentará esta temporada en las competiciones europeas a Sassari, Reggio Emilia, Trento, Brindisi o Venecia, equipos que hasta hace poco estaban en divisiones inferiores y han podido progresar sin contar con grandes presupuestos. En cambio, la Virtus Roma, un club que ha llegado a gozar de una licencia A para la Euroliga, ha sido incapaz de sostenerse y ha solicitado bajar a la Lega Due. Su lugar lo ocupará Caserta, otra ciudad pequeña, pero histórica dentro del pallacanestro, que vio caer a clubes como Siena o Treviso. Ambos pertenecían a empresas quebradas que arrastraron al baloncesto en cuanto sus cuentas entraron en crisis. Por eso, se sigue con atención la evolución del Armani Milán, que no termina de armar un equipo que pueda competir de tú a tú con los trasatlánticos continentales.

La Bundesliga alemana, que algunos ven como un ejemplo a seguir en lo económico, sí puede presumir de contar con proyectos fuertes en Berlín y Munich, sus dos ciudades más importantes, pero también de equipos consolidados que ya se han hecho tradicionales en Bamberg, Oldenburg o Ulm. No hay rastro en la élite de Hamburgo, Colonia, Dusseldorf, Stuttgart o Frankfurt, ciudades todas ellas por encima del medio millón de habitantes en las que el deporte de las canastas no ha calado como para sostener equipos del máximo nivel.

En Francia ocurre algo parecido. El baloncesto galo estará representado en Europa por Limoges, un excampeón que ha reverdecido laureles, Estrasburgo, Le Mans, Le Havre o Nanterre, que será rival del Bilbao Basket en la Eurocup. Sin embargo, París, Marsella o Lyon, sus tres urbes más pobladas, no aparecen este año en las dos principales competiciones europeas.

Incluso en Turquía, donde parecía que Estambul era el único foco junto a la intermitencia de los clubes de la capital Ankara, ha podido ganar la última liga el Pinar Karsiyaka de Esmirna y emergen en la élite otras ciudades como Bandirma, Trabzon o Gaziantep para diversificar y potenciar la oferta y las posibilidades de crecimiento en un país que ha apostado muy fuerte por el baloncesto.