getxo - El baloncesto de Argentina tiene un espejo en el que mirarse, pero también una losa que puede caer sobre sus nuevas generaciones. La selección albiceleste U19 ha pasado por Bizkaia como preparación del inminente Mundial de la categoría que afrontarán un grupo de jóvenes que, a medio plazo, deberán recoger el testigo de la generación dorada. Al frente de ellos, está Sebastián Sepo Ginóbili, que a su vez dirige al Weber Bahía Basket en la Primera División de su país y conoce perfectamente la responsabilidad que aguarda a sus chicos, no en vano su hermano Manu es uno de los más insignes representantes de esa selección que llevó a la gloria a Argentina.

“Son un espejo, pero repetir esos éxitos es muy difícil. Pero debemos aprender de la humildad, el compromiso, el sacrificio de esa generación para defender la camiseta. Eso no debe cambiar, pero el proceso va a ser lento. Iremos sumando experiencia y quizás podamos repetir los éxitos, no en cuanto a medallas, pero sí en cuanto a competitividad”, explica en una pausa de su concentración en el CPT de Fadura. Ginóbili sabe que tiene entre sus manos “a los jugadores que nos deben representar en los próximos 12 o 14 años”, pero el contexto es muy diferente al que vio crecer a la generación dorada. “Las expectativas son seguir creciendo, que los chicos conozcan cual es la realidad del baloncesto mundial. Tenemos desventaja en cuanto a tamaño de nuestros jugadores, pero queremos que crezcan en sus habilidades y entiendan en que deben mejorar”, expone el seleccionador de la albiceleste.

El propio técnico de la U19 argentina jugó dos temporadas entre 2002 y 2004 en el Cantabria Lobos de la LEB Oro, “una competición que tenía gran nivel”. Ahora, la crisis ha provocado que los jugadores jóvenes “no tengan tan clara la salida hacia Europa, como ocurría antes”. Además, cada vez más países mejoran en el continente lo que eleva la competencia. “Hace diez-doce años, había un contraste del nivel en otras Ligas más competitivas y eso es lo que permitió a la generación dorada crecer mucho como equipo e individualmente. Ahora eso es más complicado por lo que nuestro reto es tratar de hacer crecer la liga argentina y cada vez que tengamos la oportunidad de venir a Europa, aprovecharla para aprender de rivales más grandes y con una intensidad mayor y comprobar nuestro nivel real”, reflexiona.

Sepo Ginóbili se retiró hace un par de años y casi de inmediato pasó a hacerse cargo del equipo de su ciudad, en el que Pepe Sánchez y Juan Alberto Espil, dos ídolos en el baloncesto de Argentina, ejercen cargos directivos, algo que es positivo ya que “es importante que los chicos tengan referencias de exjugadores, que les expliquen como se juega”. “Nocioni, Scola, Ginóbili, Prigioni... se dejaron la piel en cada torneo y eso es lo que pueden transmitir. Los chicos de ahora tienen que heredar ese hambre de gloria y el deseo de estar en la selección muchos años. Esos valores deben ser nuestra base y por eso es bueno que los exjugadores transmitan esa experiencia”, añade Ginóbili.

Muchos de esos jugadores llegaron a la NBA, previo paso por Europa, que según el técnico de Bahía Blanca debe ser ahora el más lógico para estos jóvenes jugadores que acudirán al Mundial. El nombre más destacado quizás es el de Juan Pablo Vaulet, elegible para el draft de la NBA que no ha podido jugar en Getxo por lesión, pero “el grupo tiene jugadores muy parejos. No hay figuras destacadas y por eso intentamos que sobresalga el juego colectivo”. Las expectativas de la U19 de Argentina pasan por seguir en este aprendizaje con un estilo de juego sin gente grande y cercano a la personalidad de Sepo Ginóbili, que define como “quizás un poco anárquico. Me gusta que todo sea velocidad, vertiginoso, buscar el tiro abierto en el segundo que sea y que mi equipo sea agresivo en defensa. Eso es lo que busco, aunque no siempre lo logro. En Bahía es más fácil y en la selección es más complicado porque llevamos apenas unas semanas”.