El poderío económico posibilita la captación de talento y este, sin duda, aproxima la optimización de los resultados deportivos. La Premier League acaba de firmar el mayor contrato televisivo de la historia, un acuerdo de la liga inglesa con las operadoras Sky y BT que se conoció el pasado martes a razón de 2.300 millones de euros por temporada (además de otros 1.000 anuales por los derechos internacionales) para cada curso del siguiente trienio, montante a repartir entre sus clubes miembros, lo que representa un incremento del potencial económico de sus clubes del 70%. Una amenaza para el fútbol que rodea al inglés, que tiembla ante el modelo de la Premier. Ante el acecho, apremia el cambio bajo amenaza de huelgas.

Gracias al modelo de contratos centralizados para la venta de los derechos televisivos y su reparto (cada club ingresa un 50% fijo, un 25% variable en función de sus logros deportivos y el 25% restante según las audiencias y el impacto publicitario), el descendido Cardiff, por ejemplo, último clasificado de la Premier en la tabla de los ingresos televisivos ingleses el pasado curso, recibió 74 millones de euros, siendo solo superado en la Liga BBVA por el Real Madrid (140 millones) y el Barcelona (140), y con un balance favorable de 26 respecto al Valencia y de 42 con el Athletic, tercer y quinto club, respectivamente, en el orden de ingresos de la Liga de Fútbol Profesional española.

En Inglaterra el ratio entre unos y otros clubes es de 1 a 1.5, mientras que en España es de 1 a 7. O sea, el dinero que percibieron en la 2013-14 el Barcelona o el Real Madrid fue siete veces mayor que los más modestos de la misma liga, en cuyos presupuestos el ingreso por el reparto del pastel representa hasta el 90%. Tal es la disparidad que eso permitió la pasada temporada que Madrid y Barça encabezaran el listado de las cinco grandes ligas de Europa (Premier inglesa, Liga BBVA española, Serie A italiana, Bundesliga alemana y Ligue 1 francesa) en cuanto a ingresos televisivos se refiere. En Inglaterra, el mejor parado la pasada campaña fue el Liverpool, con 117 millones. Si bien, los números diferirán, y mucho, a partir del citado acuerdo entre la Premier y Sky-BT. Desequilibrio al que habría que sumar, tratando sobre poderío económico, los ingresos de los clubes ingleses por la venta de entradas (casi 700 millones) y patrocinios (cerca de 900). Brechas estas insalvables por de pronto, muy a pesar de un posible cambio en el reparto.

Así ilustra esta paralela desigualdad el periodista John Carlin en su artículo ‘El show más grande del mundo’ publicado en El País: “Muchos más ingleses pagan por ver el fútbol en directo en los campos. El Newcastle juega feo y va hoy 11º en la tabla, sin posibilidades de ganar nada ni de perder nada, pero su estadio siempre está repleto. Más de 50.000 personas van a cada partido, y eso que la ciudad está en el noreste de Inglaterra, la región más económicamente dañada por la reciente crisis. En cambio, para la semifinal de Copa el miércoles entre el Barcelona y el Villarreal, dos de los equipos que mejor juegan al fútbol del mundo, el estadio estaba medio vació”. La Premier también cuenta con ventaja en este sentido.

Plan para paliar diferencias La Federación Española de Fútbol y el Gobierno español se han puesto manos a la obra para equilibrar a sus cobijados, para paliar las diferencias, al menos, en el aspecto del reparto de los ingresos por los derechos de televisión. El cambio se pretende abordar desde la articulación de un Real Decreto Ley que garantice su cumplimiento y estabilidad, pacto que se busca instalar de cara a la campaña 2016-17, puede que demasiado tarde si los clubes ingleses se ponen a captar talento allende sus fronteras. De hecho, los clubes españoles reclaman con premura el cambio, un giro que supondría un modelo centralizado en el que el dinero se distribuiría entre las entidades a imagen y semejanza del modelo inglés. Si bien, cabe citar que en el marco de dicho acuerdo, se da la premisa de que Barça y Madrid deberían recibir 140 millones cada uno. De modo que nacería en desigualdad de condiciones.

Aun alcanzando este acuerdo, la LFP ingresaría para luego distribuir unos 1.100 millones por temporada (los actuales son 755), cifra muy alejados de los 2.300 de la Premier. Como comenta Carlin, “si los canales de televisión internacionales pagan tanto por los derechos a transmitir el fútbol inglés es porque entienden que es el show más grande de la tierra”. La otrora bautizada como Liga de las Estrellas está en un brete. El talento puede hacer las maletas. De hecho, viene haciéndolo, con la excepción, eso sí, de Barça y Madrid, para quienes no urge el cambio; para el resto, se ilumina la idea de huelga si no hay celeridad en la implantación de un modelo equitativo que permita mayor competencia. “Estamos dispuestos a parar la Liga, desde la LFP, si el decreto no sale en una, dos o tres semanas”, amenaza el presidente del Espanyol, Joan Collet, la voz de muchos con semejante opinión. “He hablado con el Valencia y otros”, añade, imprimiendo peso.