GASTEIZ - “Qatar es el país de los contrastes: mientras que los jugadores de la selección nacional de balonmano tenían una prima de un millón de dólares por cabeza por ganar el Mundial, los operarios que han construido los pabellones han trabajado durante año y medio en turnos de 12 horas con un salario máximo, en el mejor de los casos, de 250 euros mensuales”. La afirmación resulta tremendamente clarificadora (también desoladora) y la suscribe Juan Luis Arnedillo, un técnico alavés que forma parte del cuerpo técnico de la Federación Española de Balonmano y que ha estado presente en las fases finales de once Europeos y nueve Mundiales, incluido el que finalizó el pasado domingo en Qatar. Colaborador habitual de este periódico y entrenador de la selección vasca de balonmano de categoría cadete, Arnedillo hace un balance deportivo de la competición, pero también revela en estas líneas entresijos de un país en el que el dinero todo lo puede. O casi todo.

El cuarto puesto de España Para iniciar el resumen deportivo del Mundial de Qatar, Juan Luis Arnedillo elige la actuación de la selección española, a la que ha visto en acción desde que comenzaron las eliminatorias directas. Y pese a conocer a casi todos los miembros del equipo técnico y de la plantilla, con los que le une en muchos casos un lazo de enorme amistad, no le duelen prendas a la hora de afirmar que “el cuarto puesto es un poco decepcionante”. Y se explica. “Viendo el desarrollo del partido por la medalla de bronce contra Polonia, España colaboró en su propia derrota. No es de recibo que un equipo como el de Manolo Cadenas pierda cuatro goles de ventaja en los últimos diez minutos. Además, los polacos cometieron un error en un cambio y se quedaron en inferioridad numérica a tres minutos de la conclusión, lo que daba aún más posibilidades a España, pero el equipo se empeñó en jugar por el centro y Polonia tenía todo esto muy bien analizado. No se utilizaron otras alternativas, como buscar a los extremos, y por eso se llegó a la prórroga y se produjo la derrota”, precisa Arnedillo.

El entrenador navarro también presenció la final, en la que Francia se llevó el título. “No sé si es o no la mejor selección del mundo, pero sí que es el equipo que mejor plantea este tipo de torneos. La primera fase del Mundial la ha utilizado para rodarse, pero sus grandes figuras han aparecido en el momento oportuno”, dice. Y va más allá. “Lo más grandioso que tiene esta selección francesa es el hambre de sus jugadores por seguir ganando. Jerome Fernández, exjugador del Barça, es el mejor ejemplo: ha ganado cuatro mundiales con Francia entre 2001 y 2015. Y Thierry Omeyer, el portero, tiene 38 años, ha vivido una experiencia similar a la de Jerome y ha reconocido que su desafío es llegar a los Juegos de Río de 2016. Es una pasada”.

El subcampeonato de qatar Tampoco pasa por alto Arnedillo el rendimiento de Qatar en su Mundial. “De los 16 jugadores que han disputado el torneo, 12 son nacionalizados. Y no se trata de una crítica”, matiza, “sino que ha utilizado a la perfección la normativa de la Federación Internacional (IHF)”. Es más, el veterano técnico añade otro dato: “De la lista de 28 jugadores que cada selección debe presentar antes de la competición, solo ocho eran qatarís de cuna”. El resultado no ha podido ser mejor. “Es la primera vez en la historia de los mundiales en la que la selección de un país no europeo alcanza la final. Ha sido una sorpresa, pero también ha habido otros factores que han influido en los partidos de Qatar”, explica Arnedillo.

“En primer lugar me gustaría destacar el gran trabajo que ha hecho el seleccionador, Valero Rivera”, explica el navarro, que habla del método empleado por el exseleccionador español y extécnico del Barcelona. “Valero ha trabajado con la selección de Qatar como si fuera un club. Los jugadores están a su entera disposición y han hecho concentraciones de altura en Andorra, además de prepararse también en Barcelona y Tenerife”, matiza.

A su juicio, el punto de inflexión para que Qatar llegase tan lejos en el Mundial se produjo en el campeonato asiático. “Ganaron en la final a Corea del Sur, la gran favorita, y ahí empezó todo. Además, Valero es uno de los mejores entrenadores en cuanto a visión de futuro para construir equipos y lo ha conseguido apoyándose en una línea maestra basada en la portería (Saric y Stojanovic), un buen central (el qatarí Mallash) y el pivote asturiano-qatarí Borja Vidal, sin olvidar las aportaciones de los laterales Markovic y Capote”, analiza Arnedillo. Sobre Capote, lateral izquierdo de origen cubano, revela el técnico navarro que tuvo la opción de nacionalizarse español, pero desde la Federación no se consideró que su aportación podía ser tan decisiva como finalmente ha sido.

Ayudas arbitrales Para explicar el buen papel de Qatar, Arnedillo se refiere al buen trabajo del seleccionador y sus jugadores, pero también hace una mención a las ayudas arbitrales, especialmente en dos momentos puntuales. “Es decisivo lo que ocurre en la eliminatoria de octavos de final contra Austria, en la que los austriacos tuvieron el partido ganado y en la que la actuación arbitral dejó mucho que desear. Tras el choque, ambos colegiados fueron expulsados del Mundial. Y en la semifinal contra Polonia, Qatar también tuvo una buena dosis de ayuda arbitral. De hecho, los jugadores polacos aplaudieron a los colegiados y la IFH miró para otro lado, cuando ambas actitudes eran sancionables”, opina el preparador y analista navarro.

Dinero por doquier El desembolso económico que ha hecho Qatar para organizar el Mundial de balonmano (con un presupuesto de 220 millones de dólares) y presentar una selección competente ha sido monumental. Así lo demuestra el proceso de nacionalización de jugadores de otros países y la prima prometida de un millón de euros por ganar el torneo, pero también da buena fe de este asunto la cantidad con la que premió el emir de Qatar a sus jugadores por clasificarse para la final: 80.000 dólares por cabeza. No solo eso, sino que los miembros del cuerpo técnico de la selección se llevaron como obsequio un chalet y un Maserati. Casi nada.

La organización del Mundial de balonmano en Qatar se encuadra, según explica Arnedillo, dentro del “Programa Horizonte 2020-2030, que se encarga de la preparación de eventos deportivos. El siguiente que tienen previsto en Qatar es el Mundial de atletismo de 2018, aunque el tema prioritario es el Mundial de fútbol de 2022 y también se ha hablado de la posibilidad de optar a los Juegos Olímpicos de 2028 o 2032”. Y es que Qatar, pese a tener una superficie ligeramente superior a Navarra, está dotado de multitud de infraestructuras. “Tienen un circuito de motos, están construyendo uno de Fórmula 1, tienen unos pabellones espectaculares y un par de campos de fútbol ya terminados”, cuenta Arnedillo, que piensa que las altas temperaturas no supondrán ningún impedimento para las autoridades qatarís. “Si se proponen refrigerar los campos de fútbol, lo harán”, finaliza. Y es que en el país de los contrastes, casi todo se hace a golpe de petrodólar.