MADRID. Y eso que comenzó con sorpresa, encajando nuevamente un tanto en los primeros compases del duelo, como le ha ocurrido en tres de sus cuatro últimas citas. Obligado de nuevo a remontar tras un despiste defensivo cuando no se cumplía el primer minuto en un saque de esquina que remató a placer Aritz Elustondo con un testarazo que vuelve a mostrar la gran carencia de los de Ancelotti.

El arranque fue eléctrico en una tarde fría en la que llegó a caer agua nieve sobre el Bernabéu. No hubo tiempo para las lamentaciones en la grada. Un centro de Marcelo medido a los tres minutos lo cabeceó a la perfección el colombiano James Rodríguez para empatar. Eran los mejores momentos de la Real Sociedad, que salió por el balón y mostró buenas maneras. Sin nervios en terreno rival, sacando a relucir una endeblez defensiva local preocupante.

Encontró espacios por la falta de actitud en los marcajes. Con espacios encajó un gol el Real Madrid, vio cómo Canales rozaba el poste y cómo Casillas detenía en dos tiempos un disparo lejano de Elustondo.

Sin embargo, la luz del equipo donostiarra se apagó cuando Vela se dejó caer al césped con preocupantes gestos de dolor agarrándose la rodilla derecha. No pudo seguir y el panorama cambió.

El Real Madrid apostó por la verticalidad y la velocidad para dejar en el olvido la imagen dejada en Córdoba. En ese juego que exige tanto al rival a la hora de defender, aparece Marcelo como un especialista y Bale se encuentra cómodo, más aún en la banda izquierda que ocupó sin Cristiano, sancionado.

La movilidad de los jugadores de ataque es constante, pero cuando Bale jugó en su demarcación natural sacó su mejor cara.

Mientras, Marcelo seguía desequilibrando. Tras su asistencia de gol a James dejó solo a Benzema, que perdonó su primer pulso ante el joven meta argentino Gerónimo Rulli.

El Real Madrid jugaba a oleadas que empujaban cada vez más hacia su área a la Real. Las ocasiones comenzaron a encadenarse y el gol comenzaba a rondar.

El premio llegó al minuto 37 cuando Ramos, que se había quedado en su zona preferida tras una acción a balón parado, encontró el rechace a un disparo de Benzema para fusilar a la red.

Cumplido el objetivo de voltear el marcador llegaba el momento de confirmar la recuperación física.

El ritmo que imprimió el Real Madrid fue difícil de soportar para su rival. No bajó en la segunda parte.

El primer acto se cerró alimentando Bale su fama de individualista. Se montó un contragolpe tres contra uno, con Benzema siempre generoso regalando el tanto tras superar la salida del portero. Cuando James estaba preparado para golpear de zurda de primeras, apareció el galés para quitarle el balón y chutar fuera.

Debió de dar muchas vueltas en su cabeza la jugada porque en la reanudación mostró su cara más asociativa. Buscó combinaciones con continuidad, lanzó taconazos a paredes y asistió sin parar. La primera a Isco que buscó, sin éxito, con el gesto del cuerpo la escuadra.

Bale comprobó que se ganaba aplausos de la grada. Inventó la jugada para asistir a Benzema en el tercer tanto del partido. De tacón, volvió a conectar con Isco que no encontró puerta. Minutos después, no superó la rápida salida de Rulli, escorado a la portería, cuando picó el balón tras un bonito regate.

La Real Sociedad deseaba que corriese el tiempo mientras Benzema disfrutaba en el césped. Dejó uno de los goles de la temporada en el Bernabéu. Un derechazo con rosca desde el pico del área, que colocó en la escuadra. Fue despedido con la afición en pie, la misma que le silbaba en un pasado reciente pidiéndole más actitud.