Bilbao - Fernando Ossa, donostiarra afincado en Bilbao, falleció ayer tras permanecer dos días aislado en el Nevado Ojos del Salado, en la cordillera de los Andes, necesitado de auxilio y en compañía de Paco Vicario, alpinista de Karrantza, que permaneció a su lado hasta que se extinguió la última esperanza, el aliento final, y logró bajar después de la muerte de Ossa por su propio pie para dar a conocer el fatal desenlace de la expedición que el alpinista guipuzcoano emprendió el 24 de diciembre junto a Vicario y David Serra al Nevado Ojos del Salado (6.891 metros), considerado el volcán activo más alto del mundo, situado en la frontera entre Argentina y Chile. Cuatro días después del inicio de la escalada por su vertiente argentina, el 28 de diciembre, a unos 6.350 metros de altitud, Ossa sufrió una indisposición, al parecer por mal de altura, por lo que decidieron abortar el ascenso y buscar refugio. Vicario instaló la tienda para proteger a su amigo y se quedó junto a él mientras Serra bajaba a pedir ayuda.
Al descender, Serra contactó con las autoridades locales argentinas e informó de que Ossa necesitaba auxilio urgente y se encontraba en estado grave. Equipos de rescate chilenos y argentinos -el volcán se puede ascender desde las vertientes de ambos países-, que ayer continuaban con la operación de rescate, intentaron acceder a pie al lugar en el que se encontraba el alpinista, ya que no se pudo alcanzar ese punto en helicóptero, pese a realizar varios intentos, debido a su excesiva altura y a las condiciones meteorológicas. El guía de alta montaña Johnson Reinoso, alertado por los propios montañeros vascos, intentó el rescate el día 29, pero solo pudo ascender hasta los 5.600 metros en 4×4. Según el relato de la prensa local, ante las limitaciones de los helicópteros para acceder al lugar, el Gobierno chileno había mandado desde Valparaíso un aparato más potente que permitiese un rescate a mayor altura. Esa ayuda que podría haber sacado a Fernando Ossa vivo de la montaña no llegó a tiempo, pese a que, según informaba EITB.eus, los dos montañeros que esperaban el rescate se comunicaron el mismo miércoles con familiares y amigos, a través de un mensaje de texto, diciendo que se encontraban bien y dentro de la tienda. Unas horas después, el corazón del alpinista guipuzcoano dejaba de latir y, abatido, Paco Vicario iniciaba en solitario el descenso del Nevado Ojos del Salado donde se quedó para siempre su amigo.
Apoyo en las gestiones Al conocer el desenlace, el Gobierno vasco se puso en contacto con la familia de Ossa y, además de transmitirle su pésame, se puso a su disposición para apoyarle en las gestiones que sean necesarias en los próximos días. - R. Calvo/Efe