bilbao - Retirado de la práctica del fútbol en 2011 y tras hacer sus pinitos como comentarista, el gusanillo del balompié ha vuelto a atrapar a Gerard. Eso sí, desde el banquillo, donde dice que “la presión es menor”.

Apenas quedan unas horas para que vuelva a sentarse en un banquillo. ¿Qué sensaciones tiene?

-Estoy con mucha ganas e ilusión. Ni nosotros ni la selección vasca tenemos demasiadas opciones de jugar mucho más durante el año, pero tanto yo como Amorrortu y Etxarri estamos encantados de poder hacer la convocatoria de nuestros equipos.

Se le hará raro dirigir a Catalunya solo una o dos veces al año.

-Sí, un poco, aunque en mi caso no tanto porque soy un recién llegado al mundo de los banquillos. Si tuviera una mayor regularidad sí se me haría más raro, pero he dejado de jugar a fútbol hace muy poco y quizá eso ayuda.

El del domingo será su segundo partido con la selección catalana. No se puede obviar que llega en un momento muy especial para su país. ¿Eso implica que sea más especial que el de su estreno el año pasado?

-Todos son muy bonitos. El del año pasado, por ser el del estreno, supuso algo muy especial para mí y además se celebró en Montjuïc, un campo mítico en Barcelona. La verdad es que desde que llegué a la Federación Catalana hace año y medio estoy viviendo momentos muy emotivos porque Catalunya está viviendo un momento de cambio y una época en la que los ciudadanos estamos intentando ver cuál será nuestro futuro, intentando hacer cosas para que ese futuro sea distinto. Nosotros, desde la selección, ponemos nuestro granito de arena también. Tratamos de demostrar que podemos ser competitivos por si algún día nos dejan competir.

¿El encuentro adquiere un plus de reivindicación por tener a la Euskal Selekzioa como rival?

-Siempre lo son. Cualquier partido de una u otra selección ha sido reivindicativo por parte de quienes participan. Si se juntan las dos, como es este caso, sí que tiene ese plus de reivindicación. No queremos que haya ningún acto que se salga del civismo, pero entiendo que la gente vaya al campo con unas connotaciones no solo deportivas.

¿Cómo ve usted a la población catalana con todo lo que está sucediendo?

-A nivel nacional no se puede obviar que la gente está pidiendo cosas. Al menos votar democráticamente, salir a la calle libremente y expresar sus opiniones. Así lo han demostrado miles y miles de personas. El día de la Diada dos millones de personas y el de la votación, dos y medio. Esto no tiene que pasar de puntillas por el Gobierno español. Se tienen que sentar y darle la importancia y el valor que tiene a lo que la gente está pidiendo. Esta es mi reflexión y espero y deseo que nuestros políticos tengan la suficiente madurez como para afrontarlo.

El domingo no estarán solos, pues se prevé que lleguen unos pocos miles de catalanes a Bilbao.

-Será muy bonito. Yo no jugué el partido contra la selección vasca en San Mamés en 2007, pero sí estuve un año antes en el Camp Nou. Una parte del campo estaba abarrotada de gente llegada desde Euskadi y aquello le dio un colorido muy bonito. El domingo, cuando veamos a nuestra gente en las gradas también será un momento especial. Hay que agradecerles que se desplacen hasta Bilbao.

La implicación de los jugadores es máxima. Vienen todos salvo Valdés.

-Así es. La implicación de todos, aunque algunos no han podido venir por diversos motivos, es digna de mención. Los clubes han tenido una buena predisposición para cedernos a sus jugadores y estoy agradecido por ello. A Valdés le abrí las puertas por si él hubiera querido venir. Me dijo que todavía no tiene el alta médica y respeto su decisión. Le conozco desde hace muchos años, somos amigos y me hacía una especial ilusión que viniera.

Como jugador conoció el viejo San Mamés, ¿le han hablado del nuevo?

-Lo conozco del día de la presentación hace tres semanas y es espectacular. No me lo quiero imaginar estando abarrotado de gente. Me hace mucha ilusión poder jugar allí y más en un partido tan especial como el del domingo.

¿Encuentra mucha diferencias entre vivir un partido desde dentro a hacerlo desde la grada?

-Sí, porque lo que he hecho desde pequeño ha sido jugar a fútbol. Tienes más nervios, no puedes salir a intentar cambiar algo que no funciona y dependes de los chavales. Por suerte, en mi caso tengo unos jugadores fantásticos. ¡Algunos son campeones del Mundo y de Europa! Es un privilegio y un honor dirigirles. No hay nada en juego futbolísticamente, pero sí intentaremos ganar. Lo más importante es que no haya lesiones.

Me consta que conoce bien a los jugadores vascos. ¿A qué podrían aspirar la Euskal Selekzioa y Catalunya si fuesen oficiales?

-Yo estoy seguro de que podríamos aspirar a jugar fases finales de grandes competiciones. Veo a veces partidos de España contra selecciones que pueden competir y pienso que se les podría ganar. No quiero menospreciar a nadie, pero contra países como Andorra, San Marino o Luxemburgo, a repúblicas bálticas o ante viejas repúblicas soviéticas podríamos competir. Las nuestras son las dos canteras más importantes del fútbol español.