Vitoria - Desde siempre, Álava ha sido conocida y reconocida fuera de sus fronteras -entre otras cosas- por sus patatas, un producto del que puede presumir con absoluta justificación. Pero, a partir de ahora, el territorio será también identificado por su plata. Y no precisamente porque se haya descubierto recientemente un yacimiento de este metal precioso. O quizás sí, según cómo se mire. Porque la responsabilidad de esta nueva condición recae en dos jóvenes de la provincia que regresaron ayer con sendos valiosísimos pedazos del mismo colgado del cuello. Se trata de la amurriarra Eli Pinedo y la vitoriana Patricia Elorza, que, como los antiguos guerreros, han debido librar durísimas batallas para poder acceder a tan preciado botín.
En su caso, la lucha se ha producido sobre el parqué en una expedición a tierra hostil repleta de parajes inhóspitos de la que han sido capaces de regresar con el título de subcampeonas de Europa de balonmano en el equipaje. Y solo un pizca de suerte -su ausencia, para ser más exactos- y la extraordinaria actuación en la final de la portera noruega les privaron de redondear el sueño con el ansiado oro.
En cualquier caso, lo conseguido ya es lo suficientemente importante (más todavía si se tiene en cuenta que se suma a su recolección de éxitos de los últimos años) como para justificar que, al memos por un día, las alavesas y sus compañeras de selección se convirtieran en uno de los grandes focos de la información.
Ayer, el día en el que el Gordo volvió a dejar plantados a la gran mayoría para sonreír a unos pocos privilegiados, ellas volvieron a casa con una lotería mucho mayor. “Están muy contentas. La medalla de plata tiene un gran mérito, porque han jugado contra la mayoría de países nórdicos en los que, a diferencia de lo que sucede aquí, el balonmano es el deporte rey y han ganado a casi todos. Además, han demostrado un carácter enorme, porque después de perder los dos primeros partidos de la segunda fase nadie daba un duro por ellas e incluso ya les estaban dando palos. Pero se rehicieron en el momento más complicado y mira dónde han llegado”, resume Félix Elorza, padre de Patri y presidente del vitoriano club Eharialdea.
Ahora, en estas fechas navideñas, las protagonistas de la gesta escriben su particular carta a los Reyes Magos pidiendo que esta plata sirva, al menos, para que de una vez por todas, se preste la atención y el apoyo que se merece el deporte femenino.