Vitoria - Sin pelos en la lengua a la hora de censurar el rendimiento del Sáenz Horeca en estos albores de ejercicio, su presidente, Óscar Vázquez, insta a la plantilla a reaccionar y exige otro espíritu combativo y un mayor compromiso para abandonar cuanto antes el farolillo rojo de la Adecco Plata.
¿Se había visto alguna vez en una situación tan crítica como ésta?
-No, la verdad es que no. Es una vivencia nueva que no había sufrido en mis dos décadas como presidente.
La pregunta es obligada. ¿Por qué nueve derrotas consecutivas?
-Al final, todo ha sido un cúmulo de varias circunstancias. En verano, apostamos por una confección de plantilla muy joven. Si vienen las derrotas o estás seis abajo en un partido, al final te parecen 26. Es cierto que esa juventud te da cosas positivas, pero también en estos momentos de situaciones de adversidad complica la posibilidad de superar la negatividad alrededor del equipo.
No será por el inmovilismo del club. De hecho, ya han cambiado varias piezas en las últimas semanas y, sin embargo, los frutos continúan sin llegar. ¿Poco más puede hacer?
-Así es. Nos estamos moviendo por todos los lados que podemos. Al ver que es un conjunto en formación y con mucha juventud, estamos tratando de añadir gente más experimentada como David Ortega, un jugador contrastado en la Adecco Plata y la categoría superior, y Jonathan Blount. Queremos ese plus de veteranía para que, aparte de talento, también haya lo que tiene que haber: carácter y, sobre todo, mucha lucha y garra. Al final, la gente más experta sabe de qué va esto.
¿Tiene que reprochar algo a los jugadores por esta mala dinámica?
-En el baloncesto, como en la vida en general, todo parte de la humildad. Siendo humilde, puedes conseguir todas las metas que te propongas.
¿No la hay en el vestuario? ¿Está faltando entrega?
-Creo que si hiciéramos una apuesta y tiraríamos un balón para ver quién lo coge antes, apostaría por dos jugadores como Ales Arcelus y Martín Buesa. Son dos personas que siempre que salen a la cancha, dan el cien por cien. A por ese balón se tiran aunque haya un tanque delante. El resto todavía no me lo ha demostrado. Yo cambio el talento por lucha y garra. Prefiero un jugador con menos talento pero con más hambre y ambición de ganar.
Se le nota muy enfadado en una temporada donde, por fin, cuenta con un patrocinador solvente como Sáenz Horeca. ¿Ve que su esfuerzo no está valiendo la pena?
-Tampoco es enfadado la palabra, simplemente sé cómo soy y lo que quiero. Tanto yo como mi staff directivo somos muy exigentes, primero con nosotros mismos porque sacamos cada año adelante al equipo y la forma de lograrlo es a base de humildad, trabajo y compromiso. Entonces lo que reclamamos es que el resto nos acompañe con esos principios. Si hay algo que realmente me molesta es que nos ganen un partido por tener el adversario más capacidad de lucha, garra y ambición. En eso no nos puede ganar nadie.
Esa crítica tan ácida que está virtiendo, ¿es extensible a los jugadores cedidos por el Baskonia?
-Lo de Rinalds (Malmanis) -operado recientemente y que estará ocho meses de baja- ha sido un palo importante para él y para el equipo. En nuestra estructura iba a ser un jufgador importantísimo. Además de hambre, venía con una gran progresión y muchas ganas de trabajar. Eso nos ha hecho mucho daño. Luego, también fue un contratiempo que nuestro pívot de referencia (Obade) se marchara a Alemania por una oferta muy superior. Esto nos ha obligado a reestructurar el juego interior y hacer nuevas incorporaciones.
¿Se ha producido una merma de su confianza hacia Iurgi Caminos en estos últimos tiempos?
-No, ninguna. A día de hoy seguimos confiando en él. Y cuando confiamos en alguien lo hacemos al cien por cien. La confianza debe ser ciega y, en la actualidad, es el mejor posicionado para sacar al equipo de este aprieto y llevarlo al lugar donde tiene que estar. Sigo pensando que estamos en las mejores manos posibles y por eso continúa como técnico.
¿Está confiado en el rearme anímico y moral del grupo?
-Sí, por supuesto. Hay que pensar en clave de positividad. Siempre he sido positivo y lo sigo siendo. Al final, todo se basa en los principios que he comentado antes, humildad, trabajo y sacrificio. Si el equipo entiende que estas virtudes deber ser el camino hacia la recuperación, ya habremos conseguido algo y estaremos más arriba en la clasificación.
Por último, ¿son los jugadores vitorianos quienes deben coger el toro por los cuernos en una etapa tan oscura como la actual?
-Es el momento, desde luego. Siempre han estado ahí. Hemos compartido bodas, bautizos y comuniones, y ahora toca pasar este pequeño funeral. Ahora es cuando se conoce a todo el mundo y la gente de Vitoria tiene que ser fundamental para tirar del carro. La esencia del Araberri como elemento diferenciador es seguir apostando por el jugador de la ciudad.