BILBAO - En las fechas anteriores a la final, a Aimar Olaizola (Goizueta, 13-XI-1979) se le acumulan sensaciones distintas. Está incómodo. Inquieto. “Pero no estoy mal”, revela. El domingo contra Irujo se verá.

Dice no encontrarse con juego, ¿está tan mal como ha revelado?

-No. En ningún momento he dicho que estoy muy mal. He dicho que estoy incómodo, pero luego la gente y la prensa ha dicho eso. Yo jugando me encuentro incómodo. Nada más.

¿Cuál es la razón de encontrarse sin juego?

-Si la supiera le daría la vuelta ahora mismo. Es normal esto. Lo que no es normal es que en tres años y pico no haya tenido ningún bajón. Como todos los pelotaris, tenemos que tener altibajos.

¿Ahí está la clave de ganar o no cuando tiene un encuentro igualado?

-En este tipo de partidos pasa eso. Si no doy el cien por cien contra Juan Martínez de Irujo, tengo claro que perderé.

¿El encuentro contra Olaetxea en el que cayó derrotado por 18-22 supuso un golpe para usted?

-No. Para nada. Yo mismo sabía que tenía un partido complicado. Mikel ya estaba jugando muy bien, con confianza. Anteriormente, contra Oinatz Bengoetxea al principio tampoco estuve bien, aunque, en la segunda parte, sí. Contra Mikel perdí, no jugué bien y me dio pena, pero al día siguiente ya estaba pensando en el encuentro siguiente.

Acumulaba catorce partidos consecutivos en el Cuatro y Medio oficial ganados, ¡una barbaridad!

-Sí, pero puede ser que de aquí en adelante acabe perdiendo cinco partidos seguidos. No lo sé. Está claro que si bajas el nivel, te ganan. Incluso si no lo bajas, también.

Aimar es humano entonces.

-Sin duda. Antes ya lo he demostrado. Yo tengo partidos perdidos que la gente pensaba que iba a ganar fácil. Hay veces que yo no estoy bien.

Aunque haya entrenado muchas veces contra el delantero de Lizartza, ¿es más difícil jugar contra un pelotari con el que apenas se ha enfrentado vestido de blanco?

-No. Por ejemplo, Olaetxea es un pelotari que me ha ayudado muchas veces a entrenar antes de las finales y sabía que tenía un partido complicado. Él jugó muy bien y punto. Ni me acuerdo de ese partido. Está olvidado.

Aun así, a la final.

-Eso quiero decir. Yo lo único que he dicho es que no me siento con tanta confianza, no que me encuentre muy mal, desastre o lo que sea. Si no, los demás qué van a decir, porque yo he llegado a la final. Solo he dicho que no me encuentro cómodo, estoy haciendo lo que puedo, es otro tipo de juego y punto.

¿Cuál es la explicación de esa falta de comodidad: las piernas, la chispa, los brazos...?

-Un poco de todo. Cuando estás bien, casi sin querer sale todo. Cuando no estás tan bien, las cosas no te salen igual a la hora de moverte en la cancha, colocarte, ir a buscar o rematar.

¿Cree que se magnifica que no esté bien por el hecho de habernos encontrado a un Aimar intratable durante los últimos años?

-Sí. Aparte de eso, creo que se está exagerando un poco que lleve tres o cuatro partidos un poco justos. Si fuera que llevo seis meses así, sí que le daría más vueltas. La cuestión es que estoy en la final y que tengo opciones de ganar a Juan. Tampoco es para decir tanto. Si llevara así más tiempo, no estaríamos hablando, porque no hubiera llegado hasta aquí. Uno no está en la final jugando tan mal.

¿El año pasado estaba peor o mejor?

-De juego, bastante mejor. Tuve problemas físicos. Aun así, es importante todo. Es peligroso. El año pasado llegué justo y tuve problemas de abductores. Luego, el día de la final, jugué bien y punto. Este año, físicamente no tengo problema, pero me falta esa confianza.

La sensación es que en los campeonatos quizá juega sin tanto brillo, pero llega el momento y muestra su mejor imagen.

-No lo sé. Espero que tengas razón y en esta pase lo mismo. Falta me va a hacer. Teniendo enfrente al pelotari que tengo, si juego como hasta ahora me ganará fácil.

¿En dos semanas cómo se mejora eso?

-Complicado. Si supiera la clave, lo haría yo mismo. Todos somos personas y el cuerpo no siempre está igual. Eso necesita su tiempo. Imagine que de aquí a una semana ya empiezo otra vez con chispa, o dos semanas, o un mes, o seis o un año. Nunca se sabe.

¿Necesita descanso?

-Es todo. Yo físicamente vengo haciendo lo mismo de siempre. No he cambiado nada. Ahora el trabajo ya está hecho.

Por ejemplo, en los anteriores Manomanistas en los que se enfrentaron, la sensación era que usted llegaba en peor estado de forma y acabó ganando 22-7. Ahora se da la misma circunstancia, Irujo parece haber alcanzado este punto en mejor nivel.

-Lo que hemos hecho antes de este campeonato no sirve para nada. Lo único que vale es el día de la final. Yo espero estar mejor. Aunque hayas jugado muy bien hasta el día de la final, si llega y no das lo tuyo es en balde.

Las finales no son para jugarlas, son para ganarlas, ¿no?

-Eso es. Ahora mismo firmaría jugar muy mal y ganar. Aquí solo vale llegar a 22.

¿Cómo ha visto a Martínez de Irujo durante el campeonato?

-Le he visto algún partido y le he visto bien. Se le ve con chispa, con fuerza. Estando mal no estaría en la final.

Ha sido un campeonato raro para los dos, recibiendo derrotas y con alguna duda, ¿qué opina?

-Para mí ha sido lo de siempre. Él ha jugado un partido menos porque no jugó Saralegi. Para mí ha sido como todos los años, lo que está claro es que siempre te cuesta llegar. El año pasado en la liguilla contra Ezkurdia pasé apuros, a Saralegi le gané justo justo...

Contra ellos, además, repitió la película de ir perdiendo 16-18 y darle la vuelta.

-Por eso digo que igual este año dicen que me ha costado llegar más a la final, pero todos los años hay que pelear mucho por alcanzarla. Cuesta muchísimo.

¿Qué conclusiones saca de su encuentro frente a Ekaitz Saralegi en la semifinal, en el que no estuvo al cien por cien?

-Ya lo dije yo enseguida. Ekaitz no estaba bien con la mano izquierda, no sé si estaba con miedo o con dudas. Cuando una mano la tienes mal, no estás en la cancha como tienes que estar. Se vio que no estaba en la cancha bien. Por mi parte, con lo que más a gusto me quedé es con el saque. Lo demás no sirve como referencia.

¿Hubiera preferido a Saralegi al cien por cien para valorar cuál es realmente su nivel a la hora de afrontar la final del Cuatro y Medio contra Irujo o prefiere el resultado?

-Aquí lo que vale es el resultado. Aparte de eso, yo sé cómo estoy y para eso no me valía. Sí que me hubiera gustado porque Saralegi es mi amigo y me hubiera gustado jugar contra él en plenas condiciones y, aun así, ganar, porque el premio es la final.

¿Le está dando más velocidad al saque o es, como dijo Martínez de Irujo, que el cuero es distinto y la pelota da la sensación de mayor velocidad?

-Mi pelota es como la de todos los años y yo estoy sacando el tipo de pelota que me ponen en el cestaño. Ellos antes usaban el cuero vuelto y la pelota actuaba igual.

¿Pero está sacando mejor?

-Influye también cómo restan los contrarios. El otro día acerté al sacar y el domingo espero sacar igual de bien.

Le están poniendo problemas con el saque-remate, quizás su mejor arma.

-Como es normal todos me intentan quitar el aire. Ahora, todos los pelotaris lo intentan.

El año pasado sumó su txapela número siete, ¿a por la octava?

-Sí, pero sin obsesionarme. No tengo ninguna meta puesta en los ocho entorchados del Cuatro y Medio. Con lo que he conseguido hasta ahora estoy contento. En ningún momento pensaba que iba a ganar tantas txapelas.

Por lo menos, para unos años ya quedará marcado el récord.

-Tampoco me lo pienso demasiado. Cuando acabe mi carrera, el palmarés estará ahí. Ahora mismo no me pongo a pensar en si tengo ocho, siete o cuatro.

¿Es el favorito al triunfo el domingo?

-Los dos estamos acostumbrados a jugar ya con esa etiqueta y no va a ningún sitio. Llevamos muchos años manejando esas cosas.

¿Pero se considera tal?

-Si la gente ha visto los partidos que he jugado, no creo que sea el favorito.

¿Aunque tenga siete txapelas de la modalidad?

-Lo de antes no sirve para anda, porque si es así que me den la txapela sin jugar. Aquí lo que vale es el momento de cada uno.

¿Qué partido espera?

-No lo pienso. Habrá que ver cómo llegamos los dos a la cancha. Si el encuentro es duro, no hay problemas porque creo que físicamente voy a aguantar bien. Aparte de eso, tal y como jugamos los dos, se va a disputar un partido rápido y esos no son tan duros.

Martínez de Irujo le considera el pelotari que mejor defensa tiene de todo el panorama profesional, ¿qué opina?

-Yo hago lo mío. Como no le doy tanta velocidad como él necesito tener otras cosas. Además, tener defensa es importante para este tipo de partidos. Si no defiendes bien y levantas la pelota, Juan es un delantero que te rompe en el peloteo.

Este año en el Manomanista se puso enfermo y no pudo afrontar con total garantías su partido, en el que acabó perdiendo, ¿se quiere quitar la espinita?

-No. Es otro torneo y está olvidado. Soy un pelotari que olvida rápido las derrotas. Me tocó estar fastidiado en esas fechas y no le doy más vueltas. En otra época le tocará a otro. Lo más importante es lo de ahora.

¿Olvida también rápido las victorias?

-También. Si llevas tantos años, eso te cansa. A mí, jugar a pelota me encanta, pero a esas cosas acabas acostumbrándote. Solo en la vida no hay pelota, tenemos vida, familia y otras cosas. La gente se piensa que Aimar Olaizola es solo pelota, pero no es así. Yo tengo cosas que me gustan y otras cosas que hacer.

Su vida profesional, al fin y al cabo, tiene ya una duración de dieciséis años y la pelota desgasta porque apenas hay parones.

-Sí. Yo por ahora me estoy encontrando bien y espero terminar el contrato que tengo con Asegarce hasta 2019.

Cuatro años más.

-Espero terminarlo. Tendría 39. E igual algún año más haré (risas).

¿Pensaba que iba a estar tanto tiempo en la cresta de la ola?

-Mi ilusión era debutar y ya llevo trece txapelas de Primera y una de Segunda. De aquí en adelante si no gano más, estoy contento.

Pero no pierde la ambición.

-Sin duda. Yo todos los campeonatos los afronto como si no tuviera ninguna txapela. Siempre que empieza un campeonato mi objetivo es ganar, como para todos. Algunos igual dicen que están conformes con llegar a cuartos, semifinales o lo que sea, pero no es así. Eso no vale para nada. Aquí lo que vale es ganar la txapela.

¿Esta txapela es una más?

-Como si no tendría ninguna. Hace la misma ilusión que la primera. He jugado finales estando mal y no supone nada distinto. Uno se acostumbra. Los años pasan y te van enseñando cosas.