vitoria ? Los centímetros se cotizan muy caros en el baloncesto. Encontrar en el mismo cuerpo altura y calidad es casi un lujo. Cada vez quedan menos jugadores que dominen en las cercanías del aro, ahora que la tendencia es buscar la generación de espacios a través de la movilidad. Son pocas las piezas y muchos los equipos que las pretenden en un deporte globalizado que permite el trasvase de uno al otro lado del Atlántico. Europa se va debilitando porque la NBA se ha convertido en la tierra prometida, también y sobre todo para aquellos a los que la naturaleza elevó por encima de los siete pies, o sea 2 metros y 13 centímetros.

Donde el baloncesto alumbró a George Mikan, el primer gran pívot puro de la historia; generó la gigantesca rivalidad entre Bill Russell y Wilt Chamberlain; o puso en el escaparate durante un par de décadas grandes batallas con protagonistas como Kareem Abdul Jabbar, Bill Walton, Robert Parish, Moses Malone, Hakeem Olajuwon, Artis Gilmore, Pat Ewing o David Robinson, hay ahora carestía de hombres altos. Shaquille O’Neal ha sido quizás el último jugador de esta especie, un tipo en quien confiar las aspiraciones de ganar un anillo, si se permite excluir de este grupo a Tim Duncan. Por esa razón, las franquicias de la NBA han mirado fuera y de resultas de ello, 20 de los 30 equipos cuentan en sus filas, incluso por partida doble, con pívots no estadounidenses. Algunos de ellos tienen formación en la NCAA, pero la mayoría provienen del baloncesto europeo, ya sea consagrados y con un recorrido muy escaso al máximo nivel.

Arvydas Sabonis y Vlade Divac fueron en las dos décadas anteriores los grandes exponentes de la calidad que Europa ofrecía en ese puesto, gente que también logró triunfar en un contexto mucho más exigente. Esa bandera ahora la lleva Marc Gasol, a quien algunos entrenadores consideran el mejor pívot puro, el mejor center de la NBA con diferencia. Eso deja muy por detrás a Dwight Howard (Houston), Demarcus Cousins (Sacramento) o Anthony Davis (New Orleans), el Tim Duncan del futuro, que son tres jugadores que pueden resistir alguna atrevida comparación, no por trayectoria, con aquellas estrellas de los 70, los 80 y los 90.

Espectacular inicio El mediano de la saga de Sant Boi ha elevado el juego en su posición ya que puede anotar, rebotear y asistir con igual eficacia y ahora mismo soporta en su espalda al mejor equipo de la NBA, esos Memphis Grizzlies que no dejan de sorprender. Marc Gasol, al que le espera un contrato cercano a los 20 millones de dólares anuales, no deja de crecer y Pau ha revivido en Chicago, donde vuelve a ser el jugador que cambió a los Lakers a principio de esta década. Al doble campeón de la NBA nunca se le ha considerado un center, pero cada vez se parece más.

Los hermanos catalanes, entre los 25 mejores de la NBA en puntos, rebotes y tapones, son el ejemplo supremo del aprecio creciente que sienten en Estados Unidos por estos jugadores que aportan inteligencia y conocimiento del juego donde otros proponen poco más que físico y fuerza bruta. Y en cierta manera han abierto el camino para todos los que llegaron después. El abanico es amplio y va desde gente que hizo sólidas carreras en Europa como Tiago Splitter (San Antonio), Anderson Varejao (Cleveland) o Nikola Pekovic (Minnesota) a otros que apenas habían asomado antes de dar el salto como Bismack Biyombo (Charlotte), Ognjen Kuzmic (Golden State), Jusuf Nurkic (Denver) o Lucas Nogueira (Toronto), que de momento miran el juego desde lo más profundo del banquillo.

Jonas Valanciunas (Toronto), Marcin Gortat (Washington), Enes Kanter (Utah) y Omer Asik (New Orleans) se han ganado un sitio importante mientras el goteo de llegadas a la NBA es incesante. El turco Furkan Aldemir se va a incorporar a los penosos Sixers y en la lista de espera están para cualquier día de estos Tibor Pleiss, Eddy Tavares o Bojan Dubljevic, por citar a tres que se curten en la ACB. Otros estuvieron allí y regresaron sin pena ni gloria: Nenad Krstic, Gustavo Ayón, Jan Vesely, Semih Erden, Miroslav Raduljica... El caso era probar. La NBA importa centímetros, cada vez más y de donde sea. En la mejor Liga del mundo lo tienen claro: la altura es lo único que no se puede entrenar. lun 66%