MADRID - El Astana está jugando con fuego. El conjunto kazajo, que cuenta entre sus filas con Vincenzo Nibali, el último ganador del Tour de Francia, sufrió ayer un nuevo revés al conocer que la Unión Ciclista Internacional (UCI) ha suspendido al corredor Artur Fedosseyev, natural de Kazajistán, “por un resultado analítico adverso por esteroides anabolizantes androgénicos” tras un análisis realizado el pasado 16 de agosto durante la disputa del Tour de l’Ain. Este es el quinto positivo del Astana en apenas dos meses, lo que a encendido todas las alarmas. Tal es la preocupación del máximo organismo del ciclismo, que el conjunto kazajo podría perder la licencia World Tour.

La oleada de resultados anómalos en los exámenes médicos comenzó con los hermanos Iglinskiy. Primero Valentin, el pequeño, cazado en un control durante la disputa del Eneco Tour. Aceptó su culpabilidad, pero a pesar de ello fue expulsado del Astana y sancionado con cuatro años de inhabilitación. Maxim, pillado también con EPO en su cuerpo, fue el siguiente. A ellos les siguieron Ilya Davidenok y Victor Okishev, todos ellos con la misma sustancia dopante.

Tras cazar al mayo de los Iglinskiy, Alexandr Vinokourov, director del conjunto kazajo, dijo estar “muy decepcionado” porque “el ciclista no ha entendido nuestras normas y la importancia de nuestra ético” y recordó que su equipo forma parte del Movimiento por el Ciclismo Creíble (MPCC). Días después, tras el tercer caso, la UCI pidió a su comisión de licencias que lleve a cabo “un completo examen acerca de la dirección y de la política antidopaje del equipo Astana”. Habrá que esperar a la decisión final, que se sabrá en unos días, pero quien juega con fuego suele acabar quemándose.