Vitoria - Hombro con hombro, cada brazo sujetando y, a la vez, apoyándose en un compañero, las cabezas unidas y todas las piernas caminando y empujando en una única dirección. Eso es una melé de rugby, probablemente el mejor ejemplo de cómo un equipo junto puede ser capaz de convertirse en un único individuo y perseguir un sueño. Todos los integrantes son necesarios pero ninguno es imprescindible, cada uno se sacrifica por los de al lado y sabe que no le van a dejar solo suceda lo que suceda. En esta piña, que puede verse habitualmente en los campos de la ciudad, cabe cualquiera que tenga ganas de arrimar el hombro y siempre se agradecen las aportaciones. Ese espíritu es, precisamente, la base de una iniciativa que germinó hace ya algún tiempo en Vitoria y que ahora está a punto de ofrecer una gran cosecha.
Se trata del equipo inclusivo del Escor Gaztedi -proyecto puesto en marcha por el histórico club alavés y la Asociación Down Araba Isabel Orbe-, que permite que personas con esta discapacidad puedan disfrutar de su “derecho y necesidad” de hacer deporte en igualdad de condiciones que quienes no presentan esta alteración cromosómica.
Quien así lo explica es David Izquierdo, pedagogo del colectivo y a la vez jugador de rugby, que fue quien apostó inicialmente por unir estos dos mundos que llenan su vida. “Desde la asociación trabajamos por conseguir la máxima inclusión social de estas personas y pensamos que el deporte es una de las mejores formas de hacerlo. Además, el rugby es probablemente la disciplina más inclusiva que existe porque, da igual cuáles sean tus características -gordo, delgado, rápido, lento, fuerte, con down, sin down-, siempre hay un sitio en el que puedes jugar y aportar al grupo al mismo tiempo que recibes de los demás y compartes muchas cosas”, explica. De esta manera, hace tres años realizaron una primera toma de contacto que tuvo mucho éxito y ya el pasado ejercicio se creó el equipo de inclusión dentro de la estructura del Gaztedi.
Un colectivo que este curso componen once personas con síndrome de down -seis chicas y cinco chicos, además de dos niños que se integran en la Escuela- que acuden puntualmente a su cita con el balón ovalado.
Unos encuentros en los que no se limitan ni mucho menos a interactuar entre ellos sino que, muy al contrario, se reúnen con otros jugadores de los diferentes equipos del Gaztedi y juntos comparten esfuerzo, alegrías, golpes, sudor y, sobre todo, satisfacciones, muchas satisfacciones. Una sensación que no se ha quedado en los campos de Gamarra o Lakua. Como una imparable mecha encendida ha ido abriéndose camino en todo tipo de escenarios hasta que, aunque puede parecer increíble, ha terminado produciendo una melé de película.
Porque esa es precisamente la gran cosecha que está a punto de ver la luz. El fruto ya ha sido recogido y únicamente resta su manufacturado final para que pueda colocarse en los expositores de lujo que se merece. Quienes estuvieran el primer fin de semana de este mes en Gamarra fueron testigos de excepción de la recolección, aunque quizás sin saberlo. Lo cierto es que el buen hacer de este equipo de inclusión del Gaztedi ha ido propagándose como la pólvora hasta que despertó el interés de la Asociación Española de Personas con Síndrome de Down y la empresa Sanitas quienes, impactados por la iniciativa, decidieron ir un paso más allá y transformar la realidad en imágenes para que pudiera estar al alcance de todo el mundo y servir de ejemplo inspirador.
De esta manera, la instalación municipal se llenó de cámaras y se convirtió en un improvisado plató. “Vino un equipo de grabación desde Madrid, durante un día se planificó todo el trabajo y al día siguiente estuvieron en lo que era un día normal de rugby para nosotros. Tomaron imágenes del equipo jugando, entrevistaron a los jugadores, a los familiares, al público que estaba en el campo... en definitiva, una visión global de este proyecto que nos permite disfrutar de algo tan bonito”, explica David Izquierdo.
difusión internacional El impulsor de la idea -que tomó parte del entrenamiento con una cámara en su cabeza para acceder a los planos más espectaculares- tiene claro que el documental que saldrá de esos días de trabajo y que reflejará la realidad y los sentimientos de los protagonistas del mismo ayudará, y mucho, a continuar avanzando en el gran objetivo que se perseguía con la puesta en marcha de este proyecto entre la Asociación Down Araba Isabel Orbe y el Gaztedi. “Lo que realmente queremos es concienciar a la gente de la necesidad de favorecer la máxima inclusión posible de unas personas que, desgraciadamente, en muchas ocasiones no lo tienen sencillo para acceder a ámbitos que para el resto constituyen algo sencillo que se da por supuesto”, significa.
Para ello, los impulsores del documental han apostado fuerte tratando de llegar al mayor número de receptores posible. Así, el resultado de las grabaciones llevadas a cabo en Gamarra no será una única película sino que serán tres, dirigidas especialmente cada una de ellas a un público específico. “Una estará destinada a profesores y el ámbito educativo en global, otra para entrenadores, clubes y entidades deportivas y la tercera será para el público en general. De esta manera se trata de que pueda tener la máxima utilidad posible”, incide. Una vez que las películas estén listas, la vida que les espera se prevé larga e intensa. Y es que no se va a quedar en un simple hecho testimonial sino que está previsto que recorra todo el mundo. “El documental se va a traducir a diferentes idiomas y está previsto que se difunda por Europa, Estados Unidos y Suramérica”, se congratula Izquierdo. Así pues, lo que para este grupo de jóvenes es desde hace tiempo una manera de practicar deporte ha pasado a ser un edificante ejemplo para el resto del mundo. Luces, cámara... ¡Inclusión!