bilbao - El Bilbao Basket sigue aferrado a un clavo ardiendo con la intención de defender hasta el límite de lo posible su continuidad en la Liga ACB de la que desde el viernes está oficialmente excluido. El consejo de administración no ha dejado de buscar desde el pasado viernes los resquicios legales por los que tratar de que los clubes revoquen la decisión de dejar fuera de su organización al Bilbao Basket. El tiempo pasa de forma inexorable, aunque el club bilbaíno espera que en un plazo de dos días pueda quedar claro cuál es su futuro. Ese es el sentir que ha transmitido a sus empleados y, de hecho, el agente de Dairis Bertans, con el que el club contaba para la próxima temporada y que sería libre de firmar por otro equipo ahora mismo, aseguró ayer que el letón, cuyo hermano acaba de fichar por el Laboral Kutxa, “aún no ha firmado con nadie porque primero quiere ver cómo se resuelve la situación de su actual club”.
A los dirigentes del Bilbao Basket les quedan muy pocas balas en la recámara y, a estas alturas, tienen que ser precisos en su utilización. En el club han detectado que el eco mediático que tuvo la decisión de la ACB, reflejada en Bilbao en una concentración en Moyua y en mucho espacio en los medios de comunicación, ha hecho reflexionar a algunos de los actores principales de este culebrón por lo que entienden que aún hay una esperanza de que aparezca a ultimísima hora la solución que no ha aparecido en varios meses. Y es que queda la sensación de que al club le ha pillado el toro, que no ha sabido manejar los tiempos. El incumplimiento del Bilbao Basket de sus obligaciones económicas es evidente, y no puede hablarse de defectos de forma, pero el argumento principal del club es que la ACB decidió expulsarle pese a que se haya en situación de preconcurso de acreedores, abierto precisamente para tratar de reordenar esas deudas. La primera fuente de ingresos iban a ser los abonos de la próxima temporada. Ayer iban a pasarse al cobro los recibos domiciliados, pero el Bilbao Basket tuvo que parar la campaña porque, al ser excluido de la Liga Endesa, el club se queda sin actividad deportiva y, en consecuencia, sin la posibilidad de generar nuevos ingresos. Además, el plan económico expuesto por el consejo de administración el pasado 26 de junio contaba con que el equipo estaría en la ACB. En la Liga LEB, el escenario sería otro y, por tanto, las medidas a adoptar también deberían ser distintas.
La otra pelea del club, en caso de que se confirme su expulsión de la ACB, está en tratar de recuperar el canon de ascensos y descensos, cerca de 1,7 millones de euros que servirían para aliviar la situación económica. Pero lo verdaderamente urgente es que el consejo del Bilbao Basket encuentre la financiación para que el proyecto pueda tener algún futuro, sea en la categoría que sea. Los directivos no dejan de trabajar, de llamar a todas las puertas posibles, pero hasta ahora no han tenido ningún éxito en sus gestiones. Bilbao es una de las plazas importantes para el baloncesto, lo saben en la ACB y en la Federación Española, pero el club debe demostrarlo con hechos, no con buenas intenciones.