madrid - La selección española completó su peor participación en un Mundial, eliminada en la fase de grupos, por factores como la pérdida de identidad, la incapacidad para la reacción, el mal estado físico de los jugadores o la mala elección del lugar de concentración. Resumimos las claves del fracaso de España:
Los 23 elegidos La lista de Vicente del Bosque fue la más cuestionada de todas las que ha ofrecido. Citó a siete jugadores del Barça que no habían ganado un solo título en una mala campaña, a otros que llegaban justos por lesiones -como Costa o Juanfran-, y quiso premiar a aquellos futbolistas que han conducido a la Roja a su etapa más gloriosa. Esto provocó que hombres que lo habían merecido no estuviesen y que la revitalización que proporciona la renovación del grupo no se produjese.
Lugar de concentración Nunca eligió tan mal su cuartel general España. El error fue hasta admitido, ya que de haber pasado a octavos de final no habría seguido en Curitiba. La Roja llegó a entrenar a siete grados cuando los partidos se jugaban a más de 25. Los jugadores aseguraron que esto no les condicionó, pero los cambios climatológicos a los que se sometieron fueron un factor determinante para las malas sensaciones sobre el terreno de juego. La selección entrenó de una forma y jugó de otra.
Pérdida de identidad Fue lo que más preocupación causó tras las derrotas ante Holanda y Chile. España perdió su estilo, el que ha asombrado al mundo con un juego de toque. Los retoques de Del Bosque en dos partidos ante defensas de cinco empujaron a ello y las imprecisiones de sus jugadores lo remataron. Salvo en unos minutos del estreno y en el triste final ante Australia, España no definió a que jugaba. En esa indecisión acabó siendo débil defensivamente y perdiendo su pegada.
Falta de hambre Fue el dardo envenenado que lanzó Xabi Alonso tras las dos derrotas, un argumento que escoció. No le faltó razón. Incluso lo había advertido Del Bosque meses antes cuando dijo que no veía la misma mirada en sus jugadores. Tras ganar dos Eurocopas y un Mundial, la sensación del deber cumplido provocó que cuando vinieron mal dadas nunca existiese reacción. Pasó cuando Holanda remontó el partido, y faltó fe para derribar a Chile.
Estado físico No se distanciará mucho el estado en el que llegó España si se compara con el del resto de las selecciones, pero sus jugadores fueron los últimos que acabaron la temporada con sus respectivos clubes, con la final de la Liga de Campeones y un campeonato de Liga que condicionó a Del Bosque. Además, para rematar, la Federación preparó la concentración previa en Washington. España llegó a su debut con Holanda con más de un día perdido en largos vuelos que siempre causan desgaste.
Encabezonamiento con Costa Le dio su palabra Del Bosque y pareció ser un contrato indestructible. Costa fue llamado sin estar recuperado de su lesión muscular. En Washington se entrenó a medio gas, cojeando, y no fue óbice para que fuera la apuesta del seleccionador ante Holanda y Chile. Las defensas de cinco de sus rivales enterraron el planteamiento con falso nueve y Diego, recién llegado y sin los partidos necesarios para acoplarse, fue un elemento extraño.
No supo competir Es la gran virtud que dejó como legado Luis Aragonés. Un grupo de jugadores que había roto con el pasado, había aprendido a competir y lo demostraba en los momentos decisivos.
Un aislamiento total Los internacionales se han aislado del mundo en la ciudad deportiva de Cajú, donde ni sus familias se acercaron. Las medidas de seguridad fueron excesivas, cuando antes se conquistaban títulos con un ambiente de normalidad.