La victoria de Costa Rica de ayer ante Italia trajo el efecto colateral de la eliminación de Inglaterra, que tampoco ha podido puntuar en sus dos partidos y carece también del comodín de la última jornada del grupo. Cuatro selecciones están ya eliminadas en apenas una semana de competición y entre ellas se encuentran dos que lucen la estrella en su pecho: la todavía campeona de Europa y del mundo y la que representa a la que algunos consideran la mejor Liga del viejo continente.
Y es que en esta Copa del Mundo de Brasil el fracaso va a pasar de mano en mano, como es habitual, y quienes se regodearon de la derrota de España tienen motivos para hacerlo también por otro nuevo fiasco de Inglaterra, que solo ha ganado el Mundial cuando se celebró en su país y nunca más llegó siquiera a las semifinales.
La selección de Roy Hodgson no ha merecido tal castigo porque no ha jugado mal, pero ha pecado de bisoñez y de falta de oficio en varios de sus jugadores. El joven grupo inglés va a tener más oportunidades en el futuro, pero en Brasil su rendimiento se ha quedado corto respecto a lo que se esperaba. Inglaterra ha perdido de forma ajustada contra los dos rivales que le podían ganar y ahora jugará un último partido contra Costa Rica sin nada en juego. Esta era la decimocuarta participación de Inglaterra en un Mundial y desde que fue campeona en 1966, es la primera vez que cae en la primera fase. Las dos anteriores fueron en 1950 y 1958.
Otro campeón, en peligro El papel de los ticos es la gran sorpresa hasta ahora del Mundial porque eso supone que otro campeón del mundo quedará eliminado. Será Italia o Uruguay, que se medirán el martes a cara de perro. A los europeos, actuales subcampeones de su continente, les valdrá el empate, una situación en la que históricamente se han desenvuelto como peces en el agua; los charrúas, cuartos en el anterior Mundial y campeones de América, están obligados a ganar y, por tanto, a tomar la iniciativa.