MADRID - Rafa Nadal puso los pies en Roland Garros en 2005 y una década después se ha convertido en un tenista de leyenda que ha firmado récords inalcanzables. El tenista de Manacor venció ayer a Novak Djokovic en cuatro sets y después de tres horas y media de juego y logró la novena victoria en el Grand Slam parisino, que solo se le escapó en 2009. Cuando Bjorn Borg le entregó la Copa de los Mosqueteros, el sueco, ganador por primera vez del torneo hace 40 años, estaba reconociendo al jugador que ha tumbado registros que en su día parecían también imposibles de batir. Pero entonces Nadal no había nacido aún para instalar la dinastía de la tierra batida de Roland Garros, una de las más grandes conquistas de la historia del tenis y del deporte en general. Ningún jugador ha ganado, ni lo hará, nueve veces el mismo Grand Slam. Rafa Nadal, además, superó ayer a Borg con el que igualaba en cuatro títulos consecutivos en París. Estos cinco que ha enlazado el balear igualan la misma cifra que en la Era Open han logrado Bjorn Borg y Roger Federer en Wimbledon y el suizo en el Abierto de Estados Unidos.

Los precedentes pesaban y por eso no extrañó que Djokovic se anotara el primer set gracias a una sola rotura de servicio en el octavo juego y a remontar dos bolas de break de su rival en el noveno. El de Belgrado producía golpes ganadores -once en total- ante un Nadal sin profundidad en sus golpes. Pero un factor se estaba manifestando, algo que el mallorquín quería para este domingo en el Bois de Boulogne. El calor y la humedad hicieron crecer su juego a la par que afectaron a Djokovic, que empezó a crisparse y gesticular en busca de oxígeno.

En el inicio del segundo set, aumentó el desgaste antes de que Nadal lograra la primera ruptura en el sexto juego en la segunda oportunidad que le concedió un Djokovic que empezaba a cometer errores graves por falta de paciencia. El serbio recuperó terreno e igualó a 4 tras anular otra bola de break, pero el ritmo del partido era ya de Nadal, con su derecha a pleno funcionamiento. El balear, mostrando más seguridad con su servicio, se apuntó el primer juego en blanco para colocarse 6-5 y acto seguido, cerró el parcial con su sexta pelota de ruptura.

Nadal se adelanta Nadal sacó para ponerse por delante por primera vez en el primer juego del tercer set y rompió el servicio de Djokovic en el segundo juego después de un intercambio de 22 golpes y de que el balcánico cometiera dos fallos que hacían intuir su estado de ansiedad. Cuando Nadal se anotó el séptimo juego, que duró casi doce minutos, la final empezó a decantarse hacia el número 1 del mundo, que se anotó el set de nuevo sobre el servicio de su enemigo, que cerró el tercer set con catorce errores no forzados por solo cinco de Nadal.

Novak Djokovic hablaba con su palco, golpeaba la raqueta y se golpeaba con la raqueta, se sacaba la gorra como para espantar los malos augurios, pero otra vez Rafa Nadal se anotó el juego en blanco con su servicio para abrir el parcial que tenía que ser decisivo. Con el paso de los minutos, los problemas físicos empezaron a afectar a Nadal, con los gemelos cerca del calambre. Pero Djokovic no era capaz de serenar su juego y el tenista balear encadenó un juego en blanco y una ruptura en su novena oportunidad. El balcánico tenía que hacer para que el partido no se le escapara y asumió riesgos para cambiar el ritmo.

El partido llegó hasta un 4-4 en un momento crítico para Nadal, que intuía que un quinto set se le iba a hacer complicado de manejar. Ahí surgió la magia que el de Manacor encuentra en Roland Garros, ese fortaleza mental para no dejarse vencer por la adversidad y para no rendirse hasta que no quede más remedio. Con el noveno juego en su poder, empezó a acercarse a La Novena. Djokovic sacaba, pero ya sin las fuerzas ni el convencimiento para prolongar el partido. Rafa Nadal se ganó una pelota de partido, que el balcánico le regaló con su tercera doble falta. Nadal se arrodilló y alzó los brazos al cielo de París.

Títulos de Grand Slam, con lo que iguala en la lista histórica con Pete Sampras.

Títulos de Roland Garros, una racha que nadie ha logrado en ningún Grand Slam.

Triunfos consecutivos en Roland Garros, con lo que supera los cuatro seguidos de él mismo y Bjorn Borg.

Victorias consecutivas en Roland Garros.

Balance de victorias-derrotas en Roland Garros.

Balance de victorias-derrotas en partidos en tierra a cinco sets.

Victorias en torneos de tierra batida.

años consecutivos ganando al menos un torneo del Grand Slam.