vitoria - Que el éxito conseguido sobre las canchas no se trunque en los despachos. Como le ha pasado a no pocos clubes en los últimos tiempos, el Eharialdea se ha topado con la cruda realidad cuando le ha tocado afrontar el ascenso de categoría desde el plano puramente económico. Y es que las exigencias de la División de Honor que el club vitoriano se ha ganado con sus victorias son mucho más importantes que las que tenía que afrontar hasta ahora. Y eso para un club de recursos muy limitados desde el punto de vista monetario puede convertirse en un muro del todo infranqueable de no recibir ayudas externas. Por eso ayer el Eharialdea realizó ayer un llamamiento de urgencia a las entidades privadas para que presten su apoyo en forma de euros a un club que no quiere ver cómo se va por el desagüe su ascenso deportivo por motivos administrativos.

Y la necesidad de ese dinero es perentoria -hacen falta un mínimo de 20.000 euros para el aval de la Federación Española de Balonmano femenino, otros 10.000 euros para desplazamientos y 10.000 euros más para el pago de los arbitrajes- ya que el equipo tiene que cumplir con los plazos marcados por la FEBF para poder proceder a su inscripción en la División de Honor sin mayores problemas. El Eharia ha sido un club que a lo largo de sus 25 años de historia ha contado con pequeños patrocinadores y la ayuda de las instituciones para subsistir. Esas pequeñas aportaciones servían para sustentar al primer equipo y también las necesidades de todas sus categorías inferiores. Hasta que se logró el ascenso. Ahora, el presupuesto que se requiere es enormemente superior a todos los gastos que se han realizado con anterioridad. Así, la necesidad de encontrar nuevos apoyos que ayuden a sufragar esos nuevos gastos es evidente. El club ha potenciado el balonmano femenino a lo largo de los últimos y es el único representante alavés en esta modalidad desde categoría cadete a senior. El trabajo de formación a lo largo de estos cinco lustros es evidente y con los recursos que se obtenían era suficiente para afrontar los gastos anuales. Pero ahora el Eharialdea, un club que no es profesional y donde no hay sueldos para jugadoras, técnicos o directivos, necesita conseguir financiación externa privada para poder hacer frente a las exigencias de la nueva categoría.

El problema del club de balonmano femenino no es ninguna novedad en el seno del deporte alavés. Hace una semana el Club de Hielo Bipolo anunciaba su desaparición después de haberse metido de lleno en la élite del hockey sobre hielo estatal con dos títulos de Liga consecutivos y habiendo firmado esta temporada el triplete. La falta de recursos económicos era un lastre inasumible.

En el mundo del baloncesto, tanto Araberri como Araski sufrieron similares problemas el pasado curso, pero estos dos proyectos acabaron viendo luz al final del túnel y pudieron inscribirse en las categorías en las que deportivamente se habían ganado jugar. Ahora el Eharialdea espera que sus éxitos sobre las canchas tengan reflejo con el apoyo de los patrocinadores. - B. Mallo