Para ganar juegan dos", confiesa Peio Martínez de Eulate, exzaguero profesional con Aspe y campeón de dos txapelas del Parejas -2006 y 2007- con Juan Martínez de Irujo e Yves Xala. Es la definición del campeonato de duetos, que murió el pasado domingo con una pelota de Andoni Aretxabaleta que se cayó al colchón y que dio de nuevo la gloria al delantero de Ibero y a Abel Barriola, con su primer cetro en esta modalidad. Cuando Juan se elevó al primer cajón del podio, el fenómeno navarro alcanzaba su quinto título en esta modalidad con cuatro zagueros distintos, igualando a históricos de la modalidad como Antton Maiz y Julián Retegi.

Fue en 2004 cuando la irrupción de Martínez de Irujo se transformó en una realidad. Debutado a principios de verano de 2003, el de Ibero se mezcló con Oskar Lasa en un Parejas que apuntaba hacia el binomio "estratosférico" formado por Aimar Olaizola y Rubén Beloki. "Era el primer campeonato de Juan y el gallo era yo. Ya entonces se veía lo que iba a ser, se veía que iba para figura. Entonces era medio crack y ahora es lo que es: un número uno", confiesa el exzaguero de Etxarri-Aranatz, quien agrega que "deportivamente, ha madurado en el juego. Antes quizás era más agresivo. Ahora, siendo también agresivo, aguanta más y no arriesga tanto. Ha madurado". Lasa III, otro de los grandes dentro del Parejas, acumula tres trofeos por parejas: con Retegi II, Titín III y Xala, declara que "Juan ha sumado siempre mucho con su pareja. Hablaba mucho conmigo. Yo tenía más experiencia y le decía que arriesgase la buena, pero eso lo ha madurado él mismo. Antes, tenía la sangre más viva". Asimismo, el navarro define a Juan como un pelotari que "ayuda y habla mucho". "Eso hace que sume con el pelotari que juegue. Ha llegado con gente muy diferente a un montón de finales. Ahí también se forja un gran campeón, en la manera de jugar con la gente y la forma de adaptarse a todo tipo de zagueros", afirma. Así, en el camino de Irujo se han encontrado el propio Lasa, con quien llegó a la final en 2004, Fernando Goñi, con quien ganó dos txapelas: en 2005 y 2009 y jugó también en 2007, Peio Martínez de Eulate, con quien ganó la de 2006, Mikel Beroiz, con quien llegó a semifinales en 2010, David Merino, con quien repitió el resultado de Beroiz en 2011, con Abel Barriola, con txapela este curso y una actuación sin incidencia en 2012, y con José Javier Zabaleta, con quien ganó la de 2013.

Relata Oskar que parte de la receta estaba en que "hacíamos el físico juntos y teníamos una relación muy buena. Entrenábamos a diario. Al final, eso venía muy bien. Eso hacía sumar en el frontón. Hablabas mucho, compartías todo y se notaba en el juego. Sin mirarnos ya sabíamos lo que íbamos a hacer. Yo le vine bien, porque tenía más experiencia y podía tranquilizarle. Ahora, él hace lo contrario. Su modo de jugar hace que ayude mucho al zaguero, sea quién sea". Aquel campeonato se acabó en una final "de sabor malo". Cayeron ante Titín III y Goñi III. "Juan jugó precipitado. Pero le vino bien, porque aprendió de aquello. Quiso romper el partido en cinco tantos".

Quizás el zaguero que mayor incidencia ha tenido en la exitosa vida deportiva de Martínez de Irujo ha sido Fernando Goñi, un pelotari trotón, de hacer mucho a buena y con calidad. "Hemos coincidido por suerte en varias finales", revela el de Zubiri. "Como todos, va evolucionando en la cancha y en el saber estar", recita el exzaguero navarro, quien confiesa que desde el principio Juan "siempre ha tenido mucho peso en la pareja por su forma de jugar en la cancha. Siempre quiere ser protagonista. Le gusta dominar sus propias decisiones. Con semejante potencial físico y de juego, porque maneja todas las posturas, es lógico que quiera marcas la pauta, porque puede. Cuando uno se ve con semejante potencial ¿quién es capaz de dominarlo?".

Aunque admite Goñi III que el de Ibero "ha llegado hasta donde ha llegado por su potencial y porque sabe usarlo", el hecho de haber alcanzado cotas tan enorme se debe a otras cosas. Más allá de la magia. "Llegar a seis finales del Parejas dice mucho de cómo se une Juan a diferentes compañeros. Él ha sabido amoldarse. Eso también habla muy bien de su carácter y de su forma de jugar con el compañero. Se trata de sumar. Hemos visto a pelotaris figuras en el individual que no han sabido sumar. Juan, siempre. Es generoso y sabe hacer y dejar hacer al compañero", sostiene Fernando. Así, la forma de ser de Irujo toma una importancia capital en la competición kilométrica de dúos: "Por su carácter como persona es fácil mezclarse con él. Es muy accesible en ese sentido. Siempre involucra a su compañero para sacar lo mejor de él. Eso cuenta mucho de cómo es como persona". Incide el de Zubiri en que "esas virtudes personales son virtudes que todos los pelotaris deberían tener y trabajar. Eso no llega solo. Uno puede tenerlo innato, pero eso se puede trabajar. Cuando estás jugando por parejas, tienes que sumar y que haya feeling y confianza. Juan sabe estar en esos momentos. Es fundamental para triunfar en el Parejas porque el juego psicológico cuenta". De hecho, tanto Goñi como Lasa y Eulate eran zagueros que compartían entrenamientos diarios con el de Ibero en el grupo de Uharte dirigido por Aritz Altadill. "Nosotros teníamos esa ventaja, porque coincidíamos día a día dentro y fuera. Existe una triple confianza y un triple enganche. A base de confianza, transparencia y feeling todo es más fácil. El frontón, luego, desnuda a todo el mundo. Uno sabe cómo está el otro. También, saber mostrar compromiso a su compañero le da ese plus. Das pie a decirle los problemas que hay y las distintas lecturas del partido. Ese cóctel de cosas es vital en la suma del juego por parejas", revela.

Debutantes con éxito Tras la experiencia ganada con Oskar y con Fernando, Martínez de Irujo tuvo que salir a la cancha en un 2006 que después terminó de forma memorable -Triple Corona en un año- con Peio Martínez de Eulate. Ganaron. Un año más tarde, el de Lizarra lo volvió a hacer acompañado por el lekuindarra Xala. "Irujo es uno de los mejores pelotaris de la historia. Es evidente. Ha jugado con distintos zagueros, de todo tipo, y la verdad que ha conseguido llegar a las finales por la categoría que tiene". De nuevo, Juan se encontraba con un pelotari distinto detrás y sumaba su tercera final consecutiva y su segunda txapela. Rememora Eulate que "es fácil estar con él. En mi experiencia sí. Es un compañero que trabaja como compañero con todas las letras" y agrega que "para jugar una final de Parejas hay que estar dos. Juan eso lo hace muy bien, sabe mezclarse y cada vez lo hace mejor. Más joven quizás le costaba más".

De hecho, la fusión de figuras no siempre es la receta de la victoria. Se ha demostrado muchas veces. Irujo tiene ese algo especial, su manera de ser se adapta como un guante al resto de zagueros. Cuenta Peio que "hace dos años jugó con Barriola y la cosa no salió. Importan más que los nombres cómo desarrollen los pelotaris su juego. Sin embargo, ahora ellos estaban mejor que ese año. Han sido muy regulares, se han apoyado el uno en el otro". Es el camino de baldosas amarillas. Porque "con Juan siempre vas ganando partidos. Tienes tiempo para mejorar, porque tienes margen de error, y coges juego. En un campeonato más corto es más complicado". Y vuelve a referirse al delantero como un pelotari que "ayuda mucho al compañero y es fácil coger confianza. Mucha gente puede pensar que es muy alocado, pero es muy concienzudo. Está muy concentrado en todo. Prepara bien los partidos, las elecciones, y todo lo que implica el partido. Es muy profesional".

Antes de alzarse con el cetro de Barriola, Irujo fue el banco de pruebas de zagueros por despuntar que ahora ya están asentados: Beroiz, Merino II, Zabaleta... Con este último formó un dueto de cañoneros en 2013 que desembocó en txapela: "Desde el primer día me daba confianza, me animaba mucho. Me decía que estuviera tranquilo y era un gran apoyo. El primer día no te conoces tanto, pero si has jugado ya es un compañero muy bueno. Ayuda mucho al zaguero y delante acaba el tanto una barbaridad". Fue la receta del paseo militar del año pasado. Era el primer año que Juan tenía a un pegador detrás y resultó satisfactorio. "Irujo siempre está en tensión, con nervios. Siempre te quiere meter en el partido y que estés como él, con esa tensión, para no perder la cara en ningún momento. En el frontón parece un hombre movido, con genio, pero no es así. Es muy noble, tranquilo y buena persona", remienda Zabaleta.